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La vida del profesor universitario, precaria y sin estabilidad antes de los 39 años

La plantilla académica de la Universidad de Oviedo tiene una edad media de 55 años y sufre sobrecarga docente | El envejecimiento del profesorado preocupa al Rector, pero los recortes impiden mejorar la tasa de reposición

De la excelencia a la precariedad. Hoy existen en las universidades públicas españolas alrededor de veinte tipos de contratos de profesorado, en un régimen laboral caracterizado por la temporalidad y la baja retribución. Pero, ¿cuánto cuesta estabilizarse en la Universidad? Los datos del Ministerio de Educación sobre las plantillas en educación superior, en sus diferentes categorías y grupos de edad, revelan que el primer contrato con visos de una cierta garantía laboral no llega antes de los 39 años. Son los denominados ayudantes doctores, cuya vinculación con la institución académica no excede de los cuatro años, con posibilidad de renovación por otros cuatro más.

El siguiente paso en el escalafón universitario llega cinco años después. La media de edad para optar a ocupar una plaza de contratado doctor (con contrato laboral indefinido a tiempo completo) es de 44 años. Y los titulares de Universidad están llegando a esta categoría cumplidos los cincuenta años. Sin embargo, las generaciones que desembarcaron como docentes universitarios a finales de los ochenta y principios de los noventa alcanzaban la titularidad recién iniciada la treintena. "Hoy eso es imposible", coinciden en señalar varios docentes e investigadores de la Universidad asturiana.

La media de edad de un catedrático en la Universidad española es de 58 años con el problema añadido de que muchos de los que están acreditados en este momento para catedráticos rozan su edad de jubilación y alguno incluso no llegará ni a ocupar la plaza. Hay, incluso, quienes superan esas cifras. Las áreas de Traumatología y Ortopedia e Historia Moderna, con una media de edad de 67 años, frente a los 55 años de media que rige en este momento en la Universidad de Oviedo, son las más envejecidas de la institución académica.

Esa realidad ha llevado a sucesivos equipos rectorales a dar prioridad en sus planes de gestión a la renovación de sus plantillas. Lo anunciaba hace escasas fechas el rector de la Universidad asturiana, Santiago García Granda, durante la última reunión del claustro, donde explicó su intención de dar por cumplido el objetivo de rejuvenecimiento de la plantilla mediante la convocatoria de nuevas plazas de titularidades y cátedras además de la eliminación progresiva de las plazas de "asociado impropio". Para lograrlo, en el primer medio año de mandato en el equipo de García Granda se han convocado 44 plazas de ayudante doctor, una figura que permite aliviar la estadística.

El envejecimiento de las plantillas es una situación generalizada en la Universidad española. Dicen los profesores que las consecuencias de la falta de relevo generacional en las facultades son graves: "La calidad de la docencia disminuirá y en el ámbito académico la formación de los futuros egresados se verá mermada", subrayan. En ese contexto, los hospitales universitarios, además, perderán la posibilidad de tener a profesionales muy motivados para las tareas investigadoras y el sistema I+D+i, que siempre van unidos a una investigación de excelencia. Un informe reciente de la Universidad de Oviedo detalla que, además de contar con áreas con una media de edad muy elevada, existe una sobrecarga docente. La sufre un 12% de la plantilla y ha desencadenado "una cascada de prejubilaciones", tal como advirtió el Defensor Universitario en el último claustro.

El rector ha insistido en que la situación de una plantilla envejecida "es preocupante". En la misma línea, Juan José del Coz, vicerrector de Organización académica, se pronunció en varias ocasiones acerca del compromiso de que ningún área esté por encima del 100% de su carga docente. La realidad es que hay cinco profesores de Fisiología Vegetal que están al 180% y eso es lo que desemboca en las jubilaciones anticipadas. En estos casos lo habitual era dar paso a los docentes que tenían la acreditación de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación (Aneca) para ir cubriendo vacantes y jubilaciones pero en las áreas sanitarias donde los profesores alternan la asistencia en el hospital y la enseñanza en la facultad se hace difícil contar con personal joven y en formación que sea el relevo generacional.

Otro factor negativo es la actual tasa de reposición, lastrada por las medidas de contención del déficit público de años precedentes, que desembocan en "frustración" en profesores que ya están acreditados por la Aneca, y que podrían ocupar las plazas de los que se jubilan. En Filosofía y en Historia Moderna, con uno y dos catedráticos, respectivamente, y una media de edad de 67, urge cumplir con la tasa de reposición pendiente.

Lo que se hace es a base, fundamentalmente, de contratos laborales sin posibilidad de prorrogar y en lo que no siempre existe la posibilidad de ascenso a una figura de profesorado de rango superior.

"Ninguna empresa privada tiene a un trabajador enlazando contratos precarios durante cinco años para poder promocionar a un puesto", se lamentan en círculos académicos.

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