Antonio Cervero Fernández-Castañón es uno de los beneficiarios de la convocatoria "Severo Ochoa". Está finalizando su segundo año de doctorado. Se siente afortunado por haber superado la primera criba aunque reconoce que muchos compañeros suyos se han quedado por el camino. "Hay gente que está pensando en abandonar porque no pueden permitirse pasar otro año en blanco", afirma sobre los 146 doctorandos excluidos. Sobre los que, como él, forman parte del grupo de los 54 elegidos en esta convocatoria afirma: "No es el contrato de tu vida [unos 950 o mil euros al mes] pero te obliga a abandonar todo lo que estás haciendo", relata.
Finalizada su formación, con varios posgrados en el ámbito de la Psicología clínica y la formación, decidió compaginar su labor como psicólogo sanitario con el puesto de profesor asociado en la Facultad de Profesorado. Si le reclaman para una incorporación próxima al grupo de investigación ADIR (Aprendizaje Escolar, Dificultades y Rendimiento Académico) para avanzar en su estudio sobre abandono universitario tendrá que abandonar la docencia y su consulta clínica. "No voy a dejar tirados a los pacientes, necesitas un tiempo y estas ayudas te obligan a desvincularte de cualquier otro régimen. "Al final tendré que ver a los pacientes en mi tiempo propio y casi como una actividad de voluntariado", subraya. Ahora le quedan cuatro años de beca para avanzar en un trabajo en el que como primeras conclusiones detalla que el abandono de los estudios universitarios supone un coste de 1.500 millones de euros al año en España.
Cervero cursó Magisterio y Pedagogía en la Universidad de Oviedo. Tras seis años trabajando se quedó en paro. Entonces volvió a la Universidad para realizar el grado en Psicología por la UNED.
