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Los centros con más deberes obtienen mejores notas, según la Universidad de Oviedo

El trabajo de profesores y técnicos de Educación insta a no fijar más de una hora diaria de tareas escolares a los 14 años y a que sean más creativas

Por la izquierda, Marcos Álvarez Díaz, técnico del servicio de Evaluación Educativa de la Consejería de Educación; José Carlos Núñez, miembro del grupo de Investigación de Aprendizaje Escolar, Dificultades y Rendimiento Académico y decano de la Facultad de Psicología; Ángel Balea Vázquez, coordinador del Servicio de Evaluación Educativa de la Consejería de Educación; Rubén Fernández Alonso, técnico del mismo servicio y profesor universitario adscrito al departamento de Ciencias de la Educación, y José Muñiz, catedrático de Psicometría. IRMA COLLÍN

A nivel de grupo no existe discusión sobre los beneficios de los deberes escolares. Un estudio elaborado conjuntamente por profesores de la Universidad de Oviedo y técnicos de la Consejería de Educación que acaba de ver la luz en la prestigiosa revista internacional "Frontiers in Psichology" revela que los grupos que reciben con más frecuencia tareas para casa presentan mejores resultados. Esto, explican los investigadores, afianza la importancia de los deberes como política de centro y no como trabajo a título individual.

La muestra analizada alcanza a 26.000 estudiantes de segundo curso de la ESO pertenecientes a 900 centros de toda España. Argumenta José Muñiz, catedrático de Psicometría en la Universidad de Oviedo y miembro del equipo investigador en este trabajo, que "más importante que el cómo de los deberes es el cuándo", es decir, el esfuerzo y trabajo autónomo del alumnado muestran efectos significativos mientras que el tiempo invertido presenta un efecto negativo, pues a más tiempo, peor rendimiento.Y añade que esas tareas deben plantarse como "complemento" de la instrucción. "Están pensadas para afianzar conocimientos y que los alumnos sean autónomos", prosigue el catedrático de Psicometría.

Durante años, el foco de las tareas para casa se puso en el impacto a nivel individual sobre el alumno, no como grupo. "No obtienen mejores resultados quienes emplean más tiempo en hacerlos", coinciden los expertos. Con el inicio de la nueva centuria comenzó a analizarse el impacto de los deberes a nivel de aula. "Los grupos que reciben deberes con más frecuencia tienden a presentar mejores resultados", argumenta Rubén Fernández, técnico del servicio de Evaluación Educativa en la consejería de Educación y profesor universitario. Según detalla el informe, en las aulas donde siempre se asignan tareas, hay ganancias en Matemáticas y Ciencias del 20% de una desviación estándar sobre las aulas que a veces asignan tarea. Con datos del estudio PISA también se constata que las escuelas en las que los estudiantes tienen más tareas semanales obtienen mejores resultados.

José Carlos Nuñez, investigador en el grupo de Aprendizaje Escolar, Dificultades y Rendimiento Académico y decano de la Facultad de Psicología, sentencia: "Deberes sí, pero no de cualquier manera". A su juicio, los que defienden la postura del "no" a los deberes escolares no lo hacen con datos objetivos. "Podría hacerse un informe PISA de los deberes", subraya, por su parte, Rubén Fernández.

El coordinador del servicio de Evaluación Educativa de la Consejería, Ángel Balea, advierte de la importancia de no caer en el exceso, pues penaliza tanto el tiempo como la demasía de tarea. Jugaría en contra, por ejemplo, de aquellos estudiantes que por diversas razones (ritmo de trabajo, lagunas en el aprendizaje, dificultades para concentrarse, exceso de esfuerzo) necesitan dedicar más tiempo a completar su tarea que el resto de sus compañeros. Para resolver esta aparente paradoja se calcula el volumen óptimo de tareas que las escuelas deben asignar sin perjudicar la equidad educativa a nivel de grupo. Así, Balea recuerda la vigencia de la norma del profesor estadounidense Harris Cooper, quien defendía que los deberes no deberían ocupar a los niños más de 10 minutos por curso y día. Eso serían 10 minutos en primero de Primaria, 20 en segundo de Primaria, y así sucesivamente hasta un máximo de dos horas al día en Secundaria.

La conclusión de los investigadores de la Universidad de Oviedo es que entre 60 y 70 minutos es tiempo más que suficiente en segundo curso de la ESO, a los 13 o14 años de edad. "Hasta 60 minutos mejora la pendiente del logro; en adelante se pierde ganancia", explica Balea. A su juicio, que exista una política de centro en este sentido es fundamental y "que sea asumido universalmente por todo el claustro. Lo malo es que no existe un criterio uniforme". Por eso, José Carlos Núñez insta a una regulación: "Los problemas de desigualdad o inequidad no vienen de las tareas escolares sino de una falta de regulación a nivel de centro". Para lograr esa armonización, los expertos piden trabajar en la formación del profesorado para que los deberes no queden a la arbitrariedad de cada profesor.

El papel de los padres

Prosiguen los autores del estudio que aunque el apoyo parental parece tener una relación positiva con el rendimiento, las formas de implicación de los padres en las tareas escolares en las que predomina el control más que el apoyo, la relación es negativa. "Lo importante es que haya hábito y que sea un poco reto", expone José Muñiz ante la necesidad de un cierto componente de creatividad en los deberes. "Hay que salir de la zona de confort", pide Rubén Fernández. Crear un desafío, para motivar al alumno, enseñándoles a hacerse preguntas y a investigar.

Sobre el dilema de acudir o no a clases de apoyo y realizar allí los deberes, José Carlos Núñez zanja: "Es estúpido, por definición, pensar que haya que enviar a los hijos a hacer las tareas a un profesor particular. La idea es que el alumno genere competencias".

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