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I Encuentro Nacional de Turismo de Observación de la Naturaleza

Los osos en celo excitan en Somiedo

Turistas de toda España presencian el cortejo de dos plantígrados en el parque natural mientras los expertos aplauden la evolución de la especie, que ya llega a Luarca

"Llamada entrante de Juan Díaz", pone el manos libres del coche de Luis Frechilla.

-Juan, dime.

-¡Hay un celo en La Peral!

-¿Un celo? ¡Juan! ¡Juan! Te pierdo...

La conversación se entrecorta por la falta de cobertura. Pero el mensaje principal llega igual: hay un macho cortejando a una hembra. La ranchera del biólogo ovetense Luis Frechilla pone rumbo desde el mirador de Aguino, situado a dos kilómetros de Pola de Somiedo, al pueblo de La Peral, ya camino del puerto. Son las siete menos cuarto de la mañana, ya es de día y 130 ojos andan repartidos por la montaña somedana. Todos quieren ver al icono de la naturaleza en Asturias: el oso. En torno a él gira este fin de semana el I Encuentro Nacional de Turismo de Observación de la Naturaleza, que organizan Frechilla y el también biólogo Alfonso Polvorinos. Su objetivo es regular una actividad, la del avistamiento de la fauna salvaje, que está en la actualidad en plena ebullición. Como muestra, ayer el mirador Príncipe de La Peral, a 1.100 metros de altitud.

- ¿Se ven los osos?

-Ya no. Se metieron en el hayedo de enfrente, pero el macho intentó copular y todo. Estaban tan cerca de la carretera, que oyeron ruidos y se fueron.

Quienes contestan a la pregunta de Luis Frechilla son Luis Fernández, de la Fundación Oso Pardo, y Miguel Fernández, guarda mayor de la Patrulla Oso de la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales. Ninguno de los dos pierde la mirada del monte. La tienen fija en ese hayedo en el que los plantígrados juegan al escondite y al despiste. Pero atención, porque en el momento más inesperado uno asoma la cabeza. Y así sucedió ayer para excitación de medio centenar de observadores llegados de todos los puntos de España. "¡Asomó el macho!", avisa Luis Fernández. Una, dos, tres personas más lo vieron en la parte alta de la montaña. El cuarto ya no llegó a tiempo y por supuesto no hubo foto; el oso "bajó rápidamente al lío", al cortejo. "Posiblemente sea otro diferente, porque éste era de menor tamaño que el primero", apunta Miguel Fernández.

Este hombre de 57 años, 20 de ellos dedicados a la Patrulla Oso, es un libro abierto de la especie. Ya perdió la cuenta del número de ejemplares vistos, aunque reconoce que la lista aumenta cada vez más rápido. La población del oso pardo de hoy (unos 250 ejemplares en toda la Cordillera Cantábrica) nada tiene que ver con la de los años ochenta, cuando la especie estaba en serio riesgo de desaparecer. Por suerte, la situación revertió y en lo que va de primavera ya se avistaron 13 osas con crías, tres de ellas en Somiedo. "En total, estaremos hablando de unos 25 esbardos, en la línea de los últimos años, de los que sobrevivirán la mitad", aclara Miguel Fernández, que asegura que el censo de 2016 se cerrará con aproximadamente 35 osas con crías. "Los machos se ven peor, son más desconfiados. Los que se graban por las carreteras o llegan a Lugo son 'chavaletes', ejemplares de corta edad que andan un poco atolondrados", cuenta con tono jocoso.

La Patrulla Oso que dirige está compuesta por cuatro guardas más -uno de ellos Juan Díaz, el de la llamada telefónica- y su función, además de la de cubrir expedientes de daños, es elaborar los censos de la especie. Miguel Fernández asegura que los plantígrados se están expandiendo por la costa occidental y ya llegan incluso a Luarca. Esa expansión reconforta al madrileño Beltrán de Ceballos, que rodó en los años ochenta el documental de la BBC "La montaña del quebrantahuesos" con las primeras imágenes en España de osos pardos en libertad. Ayer, más de tres décadas después de aquel vídeo, Ceballos se reencontró con el oso asturiano. "Vi en el mirador de Aguino un macho solitario bastante guapo", describe el director de la Reserva Natural Concertada de La Dahesa de Abajo en La Puebla del Río (Doñana).

- ¿Y que fue lo que sintió?

-¿Qué sentí? Pues que este planeta es un lugar donde todavía merece vivir. Cuando rodé el documental en la década de los 80, marché de Somiedo convencido de que nuestros hijos nunca verían osos. Y vuelvo y mi sorpresa es descubrir que la especie está más lejos de extinguirse y goza de buena salud. Ha sido una experiencia maravillosa.

Beltrán de Ceballos, presidente de la asociación andaluza de empresas de turismo de naturaleza, pregonó en Somiedo la necesidad de regular las observaciones de fauna salvaje en España, como también lo hicieron otros expertos en el marco de las jornadas. "Los avistamientos generan flujos económicos, muy importantes para la zona rural. Y ahora mismo me preocupa más el paisanaje que el paisaje porque sin el primero, no hay paisaje", proclama Ceballos. Es prácticamente el mismo discurso que el que pronuncia Luis Frechilla, que impulsa junto a Alfonso Polvorinos el proyecto "NatureWatch" para pedir al Gobierno una ordenación de la actividad. "La discusión no es: turismo sí o turismo no. Estamos en el momento de potenciarlo y regularlo", sostiene Frechilla, que cree que es el futuro de Somiedo y Cangas del Narcea.

El biólogo ovetense va un paso más allá de los avistamientos y ofrece en Toledo -y en otoño también en Somiedo- los denominados hide (esconder), que son lugares específicos para fotografiar aves y mamíferos. "En Somiedo queremos impulsar la fotografía del gato montés, porque es el único sitio de Europa donde, por alguna extraña razón, tiene actividad tanto de día como de noche", dice Frechilla. No obstante, elaborar un "producto" de estas características "lleva más de un año", ya que el cliente "cuando nos llama, tiene que tener la seguridad de que va a ver un gato montés".

En regular las salidas de observación de la naturaleza también insiste Fernando Ballesteros, de la Fundación Oso Pardo: "El turismo de observación es una realidad, que supone oportunidades, pero también retos y problemas que para superarlos hay que regularlos". Ballesteros aboga por desarrollar la actividad "sin molestar a la especie ni modificar sus conductas de comportamiento y alimentación". Y para ello urge una normativa. "El guía no tiene por qué tener la responsabilidad de decidir si debe o no debe llevar los turistas a un sitio. Eso debería estar fijado por la Administración", comenta Frechilla.

La salida de ayer congregó a turistas como el leonés Enrique Gómez o las madrileñas Gloria Pacheco y Alba Esteban. La mañana fue para ellos madrugadora (a las seis de la mañana en pie), fresca (los termómetros bajaron hasta los 2 grados), pero ante todo "emocionante". Durante las tres horas que duró la actividad, se vieron cuatro osos.

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