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Mucha vía por delante para el "Transcantábrico"

Los talleres de Feve de la región y dieciséis empresas asturianas fabricaron casi íntegramente el segundo tren turístico, que nació para atender el incremento de la demanda del primero y ha conmemorado su decimoséptimo aniversario

El "Transcantábrico", a su paso por la ría de Navia. LNE

Oviedo, Marcos PALICIO

La carrocería, el sistema de aire acondicionado, el mobiliario y la instalación eléctrica eran de La Carrera, El Berrón y Pola de Siero. Los fuelles de intercomunicación entre vagones, de Llanera. El revestimiento interno de paredes, los equipos de ambientación musical y los suministros de hostelería venían de Gijón, y la decoración y la tapicería nacieron en Oviedo, las cabinas de hidromasaje estaban hechas en Pravia. El tren salió de los talleres de Feve en El Berrón, Pravia y Candás y estaba terminado el 19 de mayo de 2000, nueve meses después del inicio de los trabajos a partir de vagones apartados que la extinta compañía ferroviaria de vía estrecha tenía en desuso. El "Transcantábrico" número 2, la réplica del tren turístico que sigue en ruta por la cornisa cantábrica, salió a la vía el 20 de mayo de hace diecisiete años con la marca de fabricación autóctona de los talleres asturianos de Feve y de los profesionales de dieciséis empresas de la región que el pasado viernes se homenajearon a sí mismos en un encuentro organizado para conmemorar la efemérides.

Se reunieron en Candás 34 personas de las bastantes más de cien que intervinieron en el ensamblaje de un convoy que sigue arrastrando, con sus modificaciones técnicas posteriores, la tecnología asturiana que fue recopilando para su nacimiento. Francisco Rato, trabajador jubilado de Feve, en su tiempo coordinador del diseño y fabricación de la unidad y artífice de la reunión, rescata de la memoria el día del entorno del cambio de siglo en el que Asturias duplicó el "Transcantábrico". El convoy, el primero, el original, circulaba ya desde 1983, pero algo más de decenio y medio después el aumento de la demanda de turistas aconsejó una réplica, una segunda composición cuya construcción le fue encargada a la Dirección de Material de la compañía, de la que era titular Juan Carlos Olabarrieta. Él y el gerente de Talleres, José Luis Machargo, decidieron proponer a la Dirección General que el tren se hiciese en casa, en los talleres propios, y recibieron el sí. Luego todo se haría utilizando por convicción casi íntegramente el conocimiento de empresas asturianas que en buena medida ya habían intervenido en el ensamblaje del primer "coche suite" que llevaba el "Transcantábrico" número 1 y que ya había sido construido en las dependencias asturianas de Feve. "Vimos alguna posibilidad de dejar perres en Asturias", rememora Rato con llaneza, "quisimos procurar que las empresas que se contrataban fueran asturianas". Buscando, resultó que estaba tejida una pequeña malla de pequeñas compañías con experiencia en prácticamente todos los servicios y equipamientos que requería el montaje de un tren turístico de lujo y ambiente de época. Salieron dieciséis de sectores diversos, desde las grúas a la tapicería y la ebanistería, de los suministros hosteleros a la chapa y la calderería, de la instalación eléctrica al sistema de distribución de agua.

Dicho y hecho, tomando como referencia el primer convoy, los talleres de Feve dieron forma a un furgón de servicios para uso del personal del tren, a cinco coches cama -tres de ellos suite-, cuatro vagones salón -un bar, un pub, sala de estar y de lectura- y un furgón de energía para el suministro de la corriente al convoy. Tiraría de la composición una locomotora diésel eléctrica de la serie 1.600, pintada con los colores y el anagrama del "Transcantábrico".

Diecisiete años después, Francisco Rato ve pasar el segundo "Transcantábrico" y agradece con satisfacción que el actual siga "básicamente siendo lo que era", con sus transformaciones y adiciones tecnológicas modernas, pero fundamentalmente aquel que se hizo en Asturias. Sigue en la vía y funciona, continúa cruzando su ruta con la del convoy número uno en algún punto de la red de vía estrecha de la Cornisa. "El tren sigue ahí", remata, señal de que "se trabajó bien". La prueba de su agradecimiento es la reunión del viernes en Candás, y acaso también que Rato todavía pueda recitar los nombres de las empresas, en su mayoría pequeñas, que juntaron todas las piezas del tren turístico.

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