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Dos emotivos casos de donaciones de órganos entre familiares directos

"Estoy preparada para salvar la vida a mi hija"

María, ovetense, donará este miércoles un riñón a su única hija, de 31 años | Jacinto, gijonés, recibirá un órgano de su primogénita después del fracaso de otro trasplante

Donantes en vivo: Unidos por un riñón

Donantes en vivo: Unidos por un riñón

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Donantes en vivo: Unidos por un riñón Pablo Álvarez

Este próximo miércoles, María va a dar la vida a su hija por segunda vez.

-Estoy preparada. Siempre supe que iba a ser yo -afirma convencida, con su voz juvenil y una discreta sonrisa en los labios.

El miércoles, van a quitarle un riñón para dárselo a su hija. La madre tiene 54 años; la hija, 31. La madre está muy sana, y sana seguirá si todo rueda según lo previsto; la hija sufre una insuficiencia renal progresiva que, gracias al órgano que su madre le regalará, no la obligará a entrar en diálisis. Viven en Oviedo.

-Yo prefería que no fuera mi madre, pero no queda más remedio -afirma la hija.

En realidad, había otras alternativas, pero su madre no permitió que tomaran cuerpo.

-Desde el primer momento, los médicos nos hablaron de la posibilidad de un trasplante de donante vivo. Mi hija no me lo pidió. Yo no tengo hermanos ni más hijos, y mi marido no está bien de salud. Se ofrecieron también el hermano de mi marido y una muy buena amiga mía. Pero no hubo mucho que discutir: yo lo tenía clarísimo, iba a ser yo.

El trasplante se llevará a cabo en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). El pasado jueves, LA NUEVA ESPAÑA reunió en el complejo sanitario ovetense a la donante del riñón, a la receptora y a los médicos más directamente implicados en preservar su salud. "Lo ideal es trasplantar antes de entrar en diálisis. Suele hacerse cuando la función renal está al 20 por ciento. No es conveniente hacerlo ni demasiado pronto ni demasiado tarde", explican María Luisa Suárez y Natalia Ridao, nefrólogas del HUCA. A los especialistas en nefrología les compete el cuidado de los enfermos renales antes y después del injerto.

"La donante es buena, la receptora es buena. En toda cirugía existe un riesgo de complicaciones, indudablemente, pero es mínimo. Operar a una mujer joven es una perita en dulce. Las mujeres jóvenes tienen los tejidos mucho mejor, la grasa es diferente. Sobre el papel, es el trasplante ideal", subraya Miguel Hevia, uno de los urólogos que realizarán la intervención quirúrgica.

Unos días más tarde, ya en junio, Jacinto, gijonés de 71 años, también entrará en el quirófano del HUCA, y también para recibir un riñón. Pero, en su caso, la donante será una de sus hijas, la mayor, Mónica. Al principio Jacinto no estuvo de acuerdo con esta decisión:

-Es como desguazar un coche nuevo para arreglar uno viejo -ironiza.

Sin embargo, para Mónica no hay marcha atrás:

-Alguna gente me decía que por qué no esperar por un donante cadáver, pero les explicaba que con un riñón se puede vivir y que el riego de rechazo es menor con esta opción.

Jacinto ya fue trasplantado de riñón el pasado mes de octubre, pero el injerto fracasó en el primer momento. Había que seguir buscando.

El HUCA, único hospital asturiano que practica este tipo de intervenciones, suma en lo que va de año cuatro trasplantes renales con donante vivo. En las próximas semanas están programados estos dos y otro más. O sea, que el primer semestre concluirá con siete, tantos como en todo 2016 y más que en cualquier año anterior, salvo 2011.

"El ritmo es muy bueno, pero en el riñón de donante vivo la variabilidad es grande. Nunca va a sustituir del todo al donante cadáver", afirma Natalia Ridao. "Es la mejor opción para el paciente, con la pega de que exige realizar una agresión a una persona", matiza.

A finales del pasado mes de marzo, María y su hija otorgaron ante la jueza el consentimiento para la cesión del riñón. Es un trámite en el que también participan los médicos, y que va precedido del visto bueno del comité de ética del HUCA. "Madre e hija no siempre son compatibles", precisa la doctora Suárez. "Es más complicado encontrar un riñón adecuado para un paciente joven, porque los donantes suelen ser bastantes mayores", agrega. La media de edad de los donantes son 60 años, y no son riñones ideales para un receptor joven.

En los injertos con donante vivo, "la mayor parte de los donantes son familiares", indica la doctora Ridao. De cada diez personas que en España se ofrecen como donante, ocho son descartadas porque no cumplen los requisitos. "Tenemos que asegurarnos de que es una persona sana, y más que sana, y de que no vamos a causar un perjuicio a su salud", enfatizan las nefrólogas.

María agradece la atención recibida en el servicio de nefrología del HUCA y se muestra tranquila:

-No me quita nada el sueño. Si acaso, estoy preocupada porque el postoperatorio de mi hija va a ser peor que el mío.

El urólogo resta dramatismo a esta inquietud. "Si todo va normal, la madre recibirá el alta al tercer día, el sábado. Y la hija, aproximadamente una semana después del trasplante", pronostica Miguel Hevia.

La receptora del órgano lleva diagnosticada de insuficiencia renal desde los 18 años, hace 13.

-Sigo trabajando con normalidad, hasta ahora no he notado ninguna limitación.

Madre e hija han optado por la discreción, de ahí que en este reportaje apenas figuren datos personales ni fotografías suyas:

-Sólo se lo hemos contado a la familia y a los amigos más directos. Si se lo cuentas a más gente, no logras desconectar.

En la conversación tercia el novio de la chica:

-Estoy tranquilo. Nos fiamos de los médicos. Pero el miedo no te lo quita nadie del todo.

A unos 30 kilómetros de distancia, Jacinto tiene que volver a casa cada cinco horas para hacerse la diálisis. Es su rutina desde hace unos meses y ya se ha adaptado a ella.

-Me encuentro bien, nunca he tenido ninguna molestia -asegura.

A este gijonés nada parece arredrarle. Se quedó viudo hace casi dos décadas y ahora vive con su yorkshire alejado del barullo de la ciudad.

-Vivo solo, pero siempre estoy acompañado porque mis hijos vienen todos los días, sobre todo cuando quieren comer bien -bromea.

Su hija Mónica no tuvo dudas cuando los médicos le indicaron que la mejor solución para su padre era un trasplante renal de donante vivo.

-Cuando le dije al médico que sería yo, mi padre aún no sabía que había tomado esta decisión.

Jacinto trabajó toda su vida como soldador, "sin coger ni una baja", insiste. Se jubiló con 58 años, y a los 60 le detectaron en el riñón unos quistes que hace dos años alcanzaron un tamaño preocupante. En el Hospital de Cabueñes les recomendaron ir pensando en las posibles opciones de diálisis, siempre bajo el prisma de que la mejor solución era el trasplante. Jacinto lleva en diálisis desde el pasado agosto. En septiembre, y después de pasar varias pruebas, a Mónica le daban la peor de las noticias: le habían detectado alteraciones que hacían inviable su donación.

-En ese momento sólo pensaba en cómo iba a dar la noticia a mi padre -recuerda.

Un mes después de este revés, una llamada a Jacinto abría otra posibilidad: había un riñón de un donante cadáver.

-A los médicos les extrañó que no me pusiera contento con la noticia, pero en el fondo sabía que este órgano no era para mí.

En efecto, en una una misma noche le implantaron un riñón y se lo volvieron a retirar. La intervención terminó con rechazo, aunque su recuperación fue muy rápida. Su hija no tiró la toalla y tres meses después volvió a someterse al preoperatorio. En esta ocasión, los resultados fueron favorables.

-Mi padre no quería hablar del tema y yo seguí haciéndome las pruebas al margen -relata Mónica.

Hija y padre salen casi todas las tardes a tomar algo. La operación no forma parte de sus conversaciones. Su vida prosigue a la espera del momento crítico. Jacinto no se muestra ansioso. Tampoco Mónica:

-Después de esto, haremos algún viaje. Hay que sacar a mi padre de la zona de confort, porque se ha acostumbrado a que su vida gire en torno a la diálisis -explica la hija.

Jacinto apostilla:

-Quieren llevarme a Extremadura porque nací allí.

Nació allí, en Extremadura. Y, si todo va bien, pronto nacerá de nuevo en el HUCA gracias a la generosidad de su hija.

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