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Las grandes orquestas temen su desaparición ante las trabas a las fiestas de prau

"Las romerías están podridas, cada vez tenemos menos trabajo", dicen los músicos asturianos, por culpa del "botellón", la SGAE y la burocracia

El ovetense Mario Álvarez, durante su actuación con la orquesta "Panorama" en las fiestas de Begoña de Gijón del año pasado. Á. GONZÁLEZ

"Jamás vi, en mis más de 50 años en la profesión, un momento así: las fiestas de prau están podridas en mayúsculas. Es desesperante". Abelardo Balbona dirige la orquesta Sonora Real y sufre en primera persona la decadencia de las romerías asturianas. El "botellón", los trámites burocráticos y los cobros de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) están asfixiando a las comisiones de festejos de los pueblos, que cada vez manejan menos presupuesto. Algunos colectivos, como el de Perlora en Carreño, ya tiran incluso la toalla y el año que viene no celebrarán su masiva fiesta. Todo ello salpica, cómo es lógico, a los músicos. "Esto no se puede aguantar, es una auténtica ruina. Quedamos cuatro iluminados que trabajamos con precios de miseria mientras que antes en Asturias había más de veinte orquestas", se queja Balbona.

Los grandes grupos musicales son los primeros afectados por la crisis en los praos. "Hay muchos sitios donde ya no podemos ir a trabajar, porque perdemos dinero. Y es una pena; después del fútbol, las romerías es el evento que más masas de gente mueve", dice Roberto Outes, al frente de Producciones Tekla, que gestiona más de 60 orquestas del país, las más famosas: la asturiana Tekila y las gallegas Panorama y París de Noia. "Sin las fiestas de prau, acabamos con parte de nuestra cultura", protesta por su parte Abelardo Balbona. Y todo por la "permisividad de la Administración" frente al "botellón" y una SGAE "sin corazón".

"Esto no es un concierto de Alejandro Sanz, es una fiesta de prau", carga Balbona contra la Sociedad de Autores, que reclama deudas de hasta 12.000 euros a algunas asociaciones de Asturias en concepto de derechos de autor por los últimos cinco años. "Yo no digo que no haya que pagar, pero sí que tiene que haber un consenso. Hago las fiestas de Perlora (Carreño) y allí los vecinos están muy decepcionados, porque no llegaron a ningún acuerdo con la entidad. ¿Y eso que supone? Pues que se va a jorobar una fiesta en la que mis orquestas ya no van a poder tocar", lamenta Roberto Outes, muy crítico también con el "botellón".

"La gente debe tomar conciencia de que si no consume en la barra, es imposible que haya fiestas. Y las que queden, serán muy pobres", agrega. Eso es lo que está sucediendo ya en muchos pueblos, en los que el bajo presupuesto no les permite contratar orquestas y tienen que recurrir a DJs o dúos musicales. La tradición de fichar a dos orquestas, dicen los profesionales, "ha desaparecido por completo". "Ahora nos piden hasta seguro de responsabilidad civil desde que pasó la tragedia del Madrid Arena. Es un cúmulo de cosas que están acabando con nosotros. Remamos a contracorriente", asegura Outes.

Además de Perlora, las asociaciones de vecinos de Versalles, Valliniello y La Luz (Avilés) ya han renunciado a continuar con sus celebraciones. Y más que va a haber, según advierten los organizadores. La comisiones de festejos "masacradas" por los cobros de la SGAE se concentrarán el próximo viernes, a las 11 de la mañana, frente al Parlamento asturiano para exigir un cambio en la ley de Propiedad Intelectual. Los afectados piden que las organizaciones sin ánimo de lucro, como son los colectivos organizadores de las romerías, queden exentas del pago. La movilización la encabeza la "plataforma por los servicios públicos" de Avilés y Comarca, que aglutina también a las comisiones de festejos castigadas por los derechos de autor de Gijón y Carreño. La SGAE reitera que su tarifa -el 7% del presupuesto musical- es "legítima y justa".

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