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Asturias suma en lo que va de año una veintena de investigados por incendios

Sólo en julio fueron 161 las salidas de los bomberos por fuegos en terreno forestal

Un incendio forestal en el pueblo de La Peral, en Oviedo. IRMA COLLÍN

En lo que va de año, la Fiscalía de Medio Ambiente ha abierto investigación a 25 personas en Asturias ante la sospecha de que han provocado incendios forestales. Esto hace del Principado la tercera comunidad en número de imputados tras Galicia (con 97) y Andalucía (67). Además, la cifra supone ya más de la mitad de las pesquisas realizadas por el ministerio fiscal asturiano con respecto a ese delito en todo 2016.

Las incidencias relacionadas con el fuego van en aumento. No en vano, los bomberos del Principado realizaron durante el mes de julio 666 salidas entre las que extinción de incendios forestales (161), retiradas de elementos peligrosos (158), rescates (64) y extinción de incendios urbanos (63) fueron las principales incidencias.

En conjunto, la sala del 112 Asturias recibió el mes pasado 63.384 llamadas, de las cuales sólo 21.339 se trataron de urgencia y supusieron la movilización de algún tipo de recurso. Es decir, una media de 668 incidencias diarias. En su mayor parte, a lo largo del mes, esas incidencias hacían referencias a intervenciones de ámbito sanitario (14.987), seguridad ciudadana (3.331) y accidentes de tráfico (677).

Pero, ¿quién se esconde tras una lacra, como la de los incendios, que cada año tiñe de negro el verde de la región? Identificar con precisión a sus autores se convierte en una misión laboriosa, precisan los investigadores. Para facilitar tal tarea, la Fiscalía General del Estado, en colaboración con la Dirección Adjunta Operativa de la Guardia Civil y el departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid elaboraron en el año 2015 un estudio que define el perfil psicosocial tipo del causante de los incendios forestales.

Tras más de ocho años de búsqueda, cotejo de datos, encuestas y análisis de sucesos previos, determinaron la existencia de cuatro tipos de posibles autores: el pirómano reincidente, el beneficiario agropecuario o vengador, el imprudente cooperador, y el imprudente no cooperador.

El primero de los modelos es el del pirómano reincidente, el cual tiene el mayor índice de detección y detención al responder a un trastorno psiquiátrico de quema por placer. Destaca como el más joven de los cuatro, pues el 30% se encuentra entre los 30 y los 50 años. En su mayoría son personas sin pareja, desempleadas o pensionistas, o que en caso de trabajar realizan labores manuales. Tiene una franja de ingresos inferior a 600 euros mensuales en el 55% de los casos, un nivel educativo elemental, vive solo y con pocos o ningún amigo (79,7%). Además ha estado bajo tratamiento psicológico (51%), abusa de sustancias (49 %) y reside cerca del incendio, moviéndose a pie. Inicia el fuego desde caminos forestales para poder huir. A pesar de ello suele asumir la responsabilidad de los hechos.

El segundo perfil es el de la persona en busca de un beneficio agropecuario o simplemente venganza, la cual resulta imputada en siete de cada diez ocasiones. La media de edad en esta figura se eleva hasta los 50 años, siendo un sujeto casado, con trabajo estable, ingresos medios, nivel educativo elemental y rendimiento académico medio. Suele vivir en zonas rurales próximas al foco del fuego y cuenta con detenciones anteriores por otros motivos, si bien no asume su responsabilidad (65%).

El tercer tipo es el del trabajador agrícola o visitante que por una imprudencia genera el incendio, aunque colabora en la extinción y acepta su autoría. Habitualmente tiene más de 46 años, está casado, trabaja (cobra 600-1.200 euros) y ha estudiado hasta un nivel elemental o medio. Reside en pueblo o en ciudad, pero no cerca del siniestro, cuenta con muchos amigos y le gusta estar acompañado. Lleva una vida sana y se mueve en turismo, además carece de antecedentes. Su negligencia responde a labores en el campo o máquinas y él mismo es quien llama a los bomberos. Causa 6 de cada 10 fuegos.

El cuarto modelo es el de la persona relacionada con el mundo agroforestal que no coopera y huye del lugar de los hechos. Sobrepasa los cincuenta años en un 90% de las ocasiones, está casado, trabaja y tiene unos ingresos elevados pero una educación elemental. Vive en zona rural, pero alejado del foco generado, llegando a él en coche. Y es propietario de la finca o conoce al dueño.

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