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El futuro examina a la Universidad

Los rectores reivindican un cambio de mentalidad en una institución que "no es capaz de generar los profesionales que necesita la industria 4.0"

Por la izquierda, Juan Vázquez, Santiago García Granda, Rafael Puyol, Zulima Fernández, Juan López Arranz, Salvador Ordóñez y Manuel Villa Cellino, ante la playa de Santa Marina de Ribadesella. IRMA COLLÍN

Mientras ahí fuera el mundo acelera, la única alternativa, la gran asignatura pendiente, "el desafío ante el que todos los demás se quedan viejos", exige acompasar la Universidad a la velocidad de los tiempos. Esta reflexión es escucha a varias voces en la cumbre veraniega de rectores y exrectores asturianos, en la quietud estival del paseo marítimo de Ribadesella, donde las siete personalidades académicas convocadas por LA NUEVA ESPAÑA reformulan con palabras nuevas el eterno reto de una institución que siempre ha necesitado "adaptarse a la sociedad en la que vive", pero ahora quizá cada vez más.

La tarea se ha vuelto mucho más compleja ahora que todo se enreda del modo que señala el lenense Salvador Ordóñez, exrector de las universidades de Alicante y Menéndez Pelayo de Santander. Él señala la existencia de "una industria emergente, en España sobre todo pequeña y mediana, muy robotizada y adaptada a los sistemas 4.0, y no tenemos una Universidad capaz de generar los profesionales que deben nutrir a esa industria. Debemos cambiar la mentalidad". Habla Ordóñez con pleno conocimiento tanto de su etapa en la gestión universitaria -ahora está jubilado, aunque continúa colaborando en tareas docentes- como en la investigación, y lamenta que "los estudiantes terminan sus carreras de Ingeniería y se van a la industria en situaciones a veces poco brillantes".

Es el exrector de Oviedo Juan Vázquez quien asiente con aquella certeza de que la dimensión de este reto empequeñece a todos los demás. Rafael Puyol, que dirigió la Complutense, habla de acelerar el paso de la Universidad analógica a la digital? "Lo que viene va a cambiar la concepción de todo", remarca Vázquez. Según su criterio, de los obstáculos irresueltos "el mayor es que la Universidad pública, en su conjunto, todavía no ha sido capaz de pensar el mundo que viene".

El análisis en el que de entrada coinciden los responsables académicos consultados constata una oferta excesiva de títulos y vincula la capacidad de adaptación a la incorporación de nuevos estudios vinculados a las necesidades del mercado. Pero, ¿a quién corresponde la labor de erradicar la oferta de los que se han quedado viejos? El exrector de la Universidad de Oviedo Juan Sebastián López-Arranz invoca las dificultades de evaluación de la labor universitaria. "Decidme alguna auditoría que haya surtido un efecto explosivo en una Universidad, o que haya dicho que hay que cerrar tal o cual titulación". No existen.

La gijonesa Zulima Fernández, que fue vicerrectora de la Universidad Carlos III y dirigió la Agencia Nacional de la Evaluación de la Calidad y para la Acreditación (ANECA), persevera en su demanda de "ser más proactivos, de cambiar algo más, ser capaces de reducir titulaciones?". Para lograrlo, Manuel Villa Cellino, presidente del consejo rector de la Universidad Nebrija, advierte de que se hace necesario planificar en un horizonte de quince o veinte años. El problema son las condiciones que impone la certeza de que "luego hay cambios de gobierno de por medio", apostilla López Arranz.

En los nuevos tiempos que debe afrontar al sistema universitario español, rectores y exrectores coinciden en el éxito de los MOOC (cursos gratis online y masivos) donde intervienen alumnos de cualquier lugar del mundo "y compiten con el MIT", advierte Zulima Fernández. "La transformación de contenidos es el reto", aprecia Rafael Puyol. "Si es verdad lo que nos dicen de que el 60 por ciento de las profesiones del futuro hoy nos resultan desconocidas, no estamos haciendo nada para preparar a esa gente para que pueda acometer actividades poco vistas en la actualidad. Sin embargo, seguimos produciendo graduados en viejas materias que se van a quedar obsoletas a la vuelta de la esquina. Tenemos grado y posgrado, pero no tenemos formación continua", enlaza el exrector de la Complutense.

La Universidad "tiene que formar alumnos capaces de aprender lo que no sepan", precisa Zulima Fernández mientras emerge en el debate un punto de fricción. ¿Cuáles son esas nuevas profesiones? "Lo que tenemos es que formar a gente muy flexible que esté preparada para los cambios", vuelve la exdirectora de la ANECA. "Cuando la incertidumbre es total", se repliega Juan Vázquez, "lo mejor es refugiarse en la poca certidumbre que tenemos", que aquí reside en que "los saberes básicos siempre servirán. No me gustan las cosas especializadas desde el principio". Puyol interrumpe: "Saberes básicos sí, pero competencias también". Y Santiago García Granda, rector de la Universidad de Oviedo, aclara que las prioridades de su equipo son los títulos dobles y los grados bilingües, todo ello asumiendo que la realidad vigente exige varios años de preparación para aprobar un título nuevo que quizá se lanza cuando esa demanda ha desaparecido del mercado.

Entre los nuevos problemas por resolver, Vázquez plantea, además, "una regulación estricta" en la creación de universidades online mientras Granda defiende la formación que permite a los ingenieros de la Universidad de Oviedo competir "en cualquier lugar del mundo".

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