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El granizo arrasó los viñedos de Ibias, que se quedan sin cosecha

La mayor concentración de hectáreas de vino de Denominación, situada en Cangas del Narcea, se salvó de la tormenta

El granizo llegó en el peor momento posible para los viñedos del Suroccidente, a pocas semanas del inicio de la vendimia. Aunque la tormenta fue importante, se consiguió salvar del destrozo la zona de mayor concentración de viñedos de la Denominación de Origen Cangas y del concejo, las situadas entre la Imera y el pueblo de Cobos. Peor suerte tuvo el municipio de Ibias, donde muchas parcelas se vieron afectadas, sobre todo en el pueblo de Uría, donde se da la cosecha por perdida.

"En Ibias arrasó los viñedos, cayeron como pelotas de golf, y lo que estamos mirando ahora es que no afectara a la planta, porque la cosecha la damos por perdida", explica Víctor Chacón que asegura que este año fue el peor para la viña en Ibias con un fuerte impacto de la heladas, la sequía y ahora el granizo.

Los viticultores y bodegueros que tienen plantaciones en Cangas del Narcea respiran un poco más aliviados. La presidenta de la DOP, Beatriz Pérez, apunta que la primera idea fue que "nos había estropeado todo, porque la granizada fue importante". Así que después de la tormenta comenzaron a revisar parcelas, trabajo que continuó el domingo y ayer, para cuantificar los daños. Por ahora, no pueden hacer una estimación precisa, pero sí saben que la zona donde se agrupa el mayor número de viñedos está intacta.

José Manuel Pardo, técnico de la DOP, debía comenzar ayer los controles de maduración de la uva, sin embargo, tuvo que dedicar el día a inspeccionar los desperfectos ocasionados por la tormenta. "Donde tengamos dañado el racimo es importante dar un tratamiento anti botritis para evitar que se pudra, ya que esos daños son la puerta de entrada para los hongos", señala. En las vides en las que se hayan perdido las hojas, el fruto tampoco tendrá futuro porque son precisamente ellas las que le ayudan a madurar.

A pesar de este inconveniente, en la DOP calculan que se empezará a vendimiar a mediados de septiembre, unos 15 o 20 días antes que el año pasado. La lluvia que se anuncia para esta semana, aunque puede retrasar la maduración, es bien recibida por los viticultores, que este año con la sequía se encuentran ante bayas más bien pequeñas y el agua les podría hacer crecer. Lo único que esperan es que las tormentas no vuelvan a llegar con granizo porque podría ser letal para los viñedos preparados ya para la vendimia.

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