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Mario García: "Cumpliendo leyes sacamos aprobado raspado"

"Me pasé 42 años en la gestión de la Discapacidad y lo más desesperante era cuando no había nadie al otro lado de la mesa"

Mario García Sánchez, presidente honorario de COCEMFE Asturias. JUAN PLAZA

Los 42 años en trabajos de gestión a favor de las personas con discapacidad le reportaron a Mario García Sánchez, expresidente de COCEMFE y del CERMI, décadas de permanente llamar a las puertas de los despachos, de asomarse a menudo a los medios de comunicación con voluntad reivindicativa, de mirar poco el reloj y, ahora, la Medalla de Plata de Asturias 2017.

Le llega el honor cuando, ya jubilado, abandona la primera línea de acción para dedicarse "a echar una mano puntual". Lanza este hijo del concejo de San Martín del Rey Aurelio, de un pueblo para arriba de El Entrego, aunque gijonés asimilado, un mensaje no exento de peligro para sus planes de descanso: "Yo siempre voy a estar ahí".

- En la atención a la discapacidad, ¿qué nota le pone a España?

-En materia legislativa un notable alto, ahí estamos a la cabeza mundial. En cumplimiento de las leyes? no sé qué decirle. Un aprobado raspado. Y gracias.

Cuando en 1975, con apenas 18 años, Mario García se enfrascó en la actividad que le iba a absorber toda su vida profesional, y hasta emocional, la discapacidad era invisible. Peor que invisible: un exotismo. "Una persona con discapacidad era una especie de atracción en la calle. La gente no se preocupaba del tema salvo que lo tuviera cerca, en su entorno. Pasaron más de cuarenta años y sí, claro que se ha avanzado muchísimo, pero queda todavía un mundo por recorrer".

Mario García ayudó a fundar la UMA, que fue el germen del movimiento de la discapacidad física y orgánica en el país. La Unión de Discapacitados de Asturias sigue siendo hoy una referencia de primera fila en el sector. En 1989 y hasta 2016 a Mario García le tocó presidirla, y desde aquel momento de finales de los ochenta no dejó ni un minuto las labores de dirección en distintos ámbitos.

Primero, la UMA; más tarde, la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE), la asturiana y la nacional; Después llegó el CERMI, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad y, por el medio, una vicepresidencia de la Fundación ONCE y la vicepresidencia de la red iberoamericana de COCEMFE.

"Me tocó todo, ya sabe que muchas veces no se encuentra gente que tire del carro. Siempre estuve muy involucrado porque además yo, como discapacitado, tengo claro que o defiendes tus derechos o todo se queda por hacer". Una poliomielitis a los trece meses de edad le obliga al desplazamiento con ayuda de bastones "y ahora silla de ruedas de vez en cuando cuando tengo que hacer un desplazamiento un poco largo".

- ¿La gestión le hurtó mucha vida privada?

-Logré tener siempre un hueco para mi familia. Estoy felizmente casado y tengo dos hijos de 34 y 33 años. Pero también asumí desde el principio que a estos temas del movimiento social de la discapacidad les dedicas todo el tiempo del mundo o mejor que te vayas para tu casa.

Reconoce que hubo algún momento de desfondamiento. "¿Sabe cuándo surgen? Cuando sientes que no tienes a nadie al otro lado de la mesa. Sucedió con la última crisis de gobierno, que hubo un vacío enorme. Y eso desespera. Otra lección que nos ha dejado la crisis es que cuando escasea el dinero los primeros en sufrir recortes somos las personas con discapacidad".

Hay cuatro millones de españoles en esa situación que impone límites de algún tipo. La puesta en marcha del CERMI en 1996 significó "un antes y un después porque el CERMI se creó para ser una voz única, que es lo que realmente nos hace fuerte. En la actualidad hay alrededor de él unas ocho mil asociaciones. El lema del CERMI es "el valor de la unidad" y ese lema lo llevamos a rajatabla".

Los políticos, dice Mario García, necesitan un interlocutor organizado y que llegue con ideas. "Recuerdo que hace muchos años cuando trasladábamos a la Administración algunas peticiones del sector, algún ministro me dijo: es estupendo reunirse con vosotros porque venís con la petición y con las soluciones".

Algunas, las soluciones, tardan en llegar y otras, si nos ponemos pesimistas, tienden a no aparecer nunca. Cuando en 2003 fue aprobada la ley de Igualdad, No Discriminación y Accesibilidad Universal (la LIONDAU), se ponía un plazo que estamos a punto de superar sin grandes resultados: el texto legislativo fijaba el año 2017 para erradicar todas las barreras arquitectónicas del pais. Basta un paseo de cinco minutos por cualquier ciudad española para darse cuenta de que estamos ante papel mojado.

"Hay personas que están prisioneras en sus propios domicilios porque no tienen manera de salir a la calle. Si el tejado de una casa se viene abajo, se repara y punto, cueste lo que cueste. Pero si hay que hacer obras de adaptación en el edificio para una persona con discapacidad la cosa ya no está tan clara. No tiene pase que en pleno siglo XXI haya gente que no puede salir de casa", dice el que fue presidente nacional del CERMI desde 2002 a 2008.

Mario García participó en las conversaciones que dieron lugar a la ley de Dependencia: "Echamos en resto en ella pero no salió la ley que hubiéramos querido. Creo que no se acertó en la fórmula de gestión. Queríamos que la llevara a cabo la Seguridad Social y no que se transfirieran las competencias. Y ahora estamos con 17 modelos distintos y un sistema absurdo. No puede ser que a una persona con una pensión no contributiva de poco más de 400 euros le quiten el 80% de ella porque vive en un centro residencia. La vida no es solo comer y dormir, no se puede hurtar a estas personas el derecho a salir a tomar un café o ir al cine".

- Una frivolidad: ¿En la ceremonia de entrega de medallas estrenará atuendo?

-Esa medalla es un reconocimiento a todas las personas con discapacidad. Me toca recogerla a mi y sí, algo habrá que ponerse, ¿no?

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