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Clive Wynne: "El perro sufrió mutaciones genéticas cruciales en su socialización"

El congreso de psicología comparada exploró el carácter abierto de los canes

El público, durante la ponencia de Clive Wynne. IRMA COLLÍN

La sala, a rebosar de investigadores, muchos de los cuales aseguraron poseer un perro al que permitían ocupar sus camas. Por parte del ponente, una pregunta: "¿Qué tienen los canes, que no dejan de ser una subespecie del lobo, para que les permitan ocupar sus espacios más íntimos?".

El investigador de la Universidad de Arizona Clive Wynne presentó ayer, en el marco del 29.º congreso internacional de la Sociedad Española de Psicología Comparada, las principales conclusiones de su estudio, publicado en julio en "Science Advances". El trabajo apunta que "el perro habría sufrido mutaciones genéticas cruciales para desarrollar su socialización con respecto al lobo". Siendo así, "la domesticación creó canes hipersociables por la amplificación de esos genes y no como resultado de un aumento de su cognición social", explicó, tras repasar las teorías anteriores, que apuntaban que la socialización del perro era una repuesta a aspectos como el entrenamiento.

El estudio parte de una publicación previa en "Nature" en la que se comparaba el genoma de los perros con el de niños con síndrome de Williams, una enfermedad genética rara que se caracteriza por rasgos como una personalidad muy amigable y confianza excesiva en extraños. Según este trabajo, los perros y las personas con síndome de Williams compartirían cambios en los mismos genes.

En cuanto a la parte experimental, los investigadores estudiaron el comportamiento de canes domésticos y lobos grises con ejercicios de sociabilidad y resolución de problemas. Uno de ellos consistió en que abriesen una caja con una recompensa en presencia de un humano. "Los lobos insistían hasta conseguir abrir las cajas por sí mismos, mientras los perros en seguida miraban al humano para pedir su colaboración", explicó Wynne, que incidió en que los perros desarrollan la capacidad de interacción también respecto de otras especies, "como las vacas y ovejas", dijo sobre los perros pastores.

Al término de la ponencia, las reacciones no se hicieron esperar. "Ya no quiero investigar en ratas; ahora quiero estudiar perros", bromeó la investigadora de la Universidad de Jaén Carmen Torres, que hoy expone su trabajo en el simposio "Psicobiología de la pérdida de recompensa: omisión, devaluación e incertidumbre" (17.40 horas). Antes (12.45 horas), el británico Mark Haselgrove desarrollará su investigación sobre la habilidad de las ratas para formar mapas cognitivos.

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