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La recuperación de una especie emblemática

Cuarto de siglo mimando a "Paca" y "Tola"

La Fundación Oso Asturias, que organiza una exposición por sus 25 años de historia, quiere ser un referente en la conservación de plantígrados cautivos

Las osas Paca, Tola y Molina

Las osas Paca, Tola y Molina

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Las osas Paca, Tola y Molina Mónica G. Salas

La historia de la Fundación Oso Asturias (FOA) es una historia de lucha por la conservación y, sobre todo, de trabajo por el bienestar de dos osas: las famosas "Paca" y "Tola". La institución conservacionista celebra este mes su 25º. aniversario con una exposición itinerante dedicada a la especie, en la que tendrán especial protagonismo las hermanas de los Valles del Trubia, a las que lleva mimando más de dos décadas. La muestra se inaugurará mañana, a las 19 horas, en el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea), el mismo lugar en el que se constituyó la organización el 30 de octubre de 1992 con Felipe de Borbón como presidente de honor. La actual directiva aspira a convertir la Fundación en un referente en la conservación de osos cautivos y a potenciar su proyecto de educación ambiental.

"Tenemos que profundizar en el camino andado y gestionar el 'éxito' de la recuperación de la especie. Hay que concienciar a los vecinos de que es posible convivir con osos y que estos animales son una fuente de riqueza", sostiene su presidente, Nicanor Fernández, quien resalta que el nacimiento de la Fundación supuso un impulso para la colaboración público-privada. De hecho, la entidad sigue funcionando gracias al apoyo de sus patronos -el Gobierno regional, la Fundación EDP, Du Pont Ibérica, Intu Asturias, Aguas de Fuensanta, Aceralia y la Fundación Princesa de Asturias- y de seis empresas colaboradoras. El director, José Tuñón Huerta, reconoce que en estos años hubo "momento duros", a consecuencia de la crisis, pero que, por suerte, ya están superados: "Volvimos a despegar financieramente y ahora tenemos muchos retos por delante". Uno de ellos es, sin duda, hacer del cercado de Santo Adriano y Proaza un "ejemplo de conservación".

"No queremos que sean unas instalaciones solo de exhibición, sino de recuperación de osos", insiste Tuñón. Para ello, la Fundación ya ha presentado un proyecto al Ministerio de Medio Ambiente con el fin de aislar visualmente y acústicamente uno de sus recintos, el cual se destinará a ejemplares heridos "ahora que el riesgo es mayor por el aumento de población" -en total, en la Cordillera Cantábrica hay entre 230 y 260 plantígrados-. "También hemos mejorado las instalaciones con la incorporación de troncos, cuevas y plataformas elevadas, y estamos cambiando el modo de alimentar a las osas", añade Tuñón. En concreto se trata de "no darles la comida en el plato, sino que se tengan que buscar la vida", como ocurre en la naturaleza. "Les esparcimos la comida por todo el recinto porque queremos que las osas estén activas todo el día y evitar comportamientos esteriotipados. Lógicamente son cambios que se estamos introduciendo poco a poco, pero que vemos que funcionan", abunda el biólogo.

La Fundación, con sede en la Casa del Oso de Proaza, se encarga desde 1996 del cuidado de "Paca" y "Tola", después de quedar huérfanas en 1989 cuando un furtivo mató a su madre. Las crías, de tan sólo cinco meses, fueron entregadas al Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), comenzando desde ese momento un azaroso viaje que las llevó a vivir en distintas instalaciones en Cataluña y en El Hosquillo (Cuenca). Pero a finales de la década de los 90, sus vidas quedaron hasta hoy ligadas a los Valles del Trubia. Ahora tienen 28 años "largos"; en enero cumplirán 29. "'Tola' tiene sus achaques -desde 2012 padece una enfermedad degenerativa-, en cambio, 'Paca' no tiene nada, está bien. No obstante, son osas viejinas, que están en la recta final de sus vidas", expresa.

A cargo de la entidad también estuvo durante nueve años el macho "Furaco", que regresó a Cabárceno (Cantabria) el pasado mes de junio, una vez concluido el plan reproductivo de "Paca" y "Tola", que fracasó. La pequeña de los Valles del Trubia es ahora mismo "Molinera", que vive en el monte Fernanchín desde 2013 tras intentar reintroducirla sin éxito en el medio salvaje y es la sensación de la Senda del Oso. "Está hermosa, estos días comiendo bellotas. Pesa cerca de los 90 kilos", apunta Tuñón.

Aunque estas son las caras visibles y más mediáticas de la Fundación Oso Asturias, el director remarca que la institución es "mucho más" que "Paca", "Tola" y "Molinera". "Sin duda, han contribuido a difundir una imagen positiva de la especie. Pero nuestra labor diaria va más allá". Dos ejemplos son su participación en investigaciones científicas y sus programas de educación ambiental. En estas actividades de sensibilización participaron el curso pasado cerca de 6.000 personas, entre alumnos y profesores, un éxito que se repetirá este año. "Ya tenemos todo reservado para el otoño y la primavera", dice Tuñón.

La muestra que mañana inaugura la entidad en Oviedo estará en el RIDEA hasta el próximo 5 de noviembre y podrá visitarse en horario de 11 a 14 y de 16 a 21 horas. La exposición viajará por otras zonas de Asturias, especialmente por las comarcas oseras. Además de paneles informativos sobre los plantígrados y la evolución de la población cantábrica, la muestra constará de una parte más interactiva, en la que habrá un photocall, maquetas, cepos, huellas, un trivial y el esqueleto de un oso. Es la primera vez que estos restos, correspondientes a un ejemplar de unos 10 años, que apareció muerto en 1986 en la reserva de caza de Somiedo, sale de la Casa del Oso de Proaza, donde lleva expuesto desde 1996. "Es una exposición muy sensorial, no todo son paneles, y queremos llevarla a colegios, centros culturales y comerciales...", explica José Tuñón.

En el marco de la celebración de su 25.º aniversario, la institución también organizará un acto -aún sin fecha- "para agradecer" a todas las personas que formaron parte de este proyecto. Será un "acto sencillo", adelanta el presidente Nicanor Fernández, pero "muy sentido".

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