La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un asturiano desarrolla un modelo pionero para detectar el deterioro cognitivo

José Antonio Labra diseña un programa para detectar los signos de demencia

José Antonio Labra. LUISMA MURIAS

¿Tiene dificultades para elaborar una receta de cocina, controlar una medicación, recordar una cita a medio o largo plazo o para aclararse con el cambio en la compra? Dicho de otra manera: ¿nota algunos problemas para realizar tareas cotidianas?

El deterioro de las actividades instrumentales de la vida cotidiana pasa completamente desapercibido, pero puede ser un indicador claro de una futura demencia. El problema está en detectarlo para diagnosticarlo e intervenir con terapias de estimulación que retrasen el proceso.

Hasta ahora no existía un modelo de análisis que permitiera evaluar a las personas para determinar si sufren ese retroceso cognitivo. Y a eso ha dedicado años de estudio, investigación y análisis el profesor José Antonio Labra Pérez, doctor en Psicología por la Universidad de Oviedo y ahora profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Cantabria. Su sistema lo puso a prueba con doscientos asturianos que teóricamente gozaban de plenas facultades. Fue en el análisis de los resultados cuando se detectaron los primeros casos con síntomas de deterioro cognitivo incipiente.

"A partir de los 30 años los procesos cognitivos fluidos se empiezan a deteriorar dentro del proceso normal de envejecimiento. Pero me interesaba mucho estudiar a las personas con un deterioro cognitivo leve o incipiente, porque aparentemente no afecta especialmente a su vida cotidiana, y puede quedar ahí o puede avanzar hacia una demencia. Por eso lo interesante es detectarlo a tiempo para intervenir", explicó el catedrático.

Labra presentó ayer su modelo en el I Congreso Internacional de Psicología, Salud y Educación, organizado por el Grupo de Investigación ADIR de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo y la Association University of Scientific Formation Psychology and Education Research de la Universidad de Almería. El objetivo es potenciar el intercambio de conocimiento entre los distintos campos de la salud y la educación y fomentar nuevas prácticas de enseñanza y aprendizaje basadas en la evidencia científica más reciente.

"Existen los aspectos de tipo motor, que son las actividades básicas de la vida, como vestirse, asearse y alimentarse. Cuando una persona no puede realizar estas tareas es porque ya está en una fase muy avanzada de discapacidad", explicó José Antonio Labra. Su experiencia profesional con los mayores es amplia, innovando desde la Comarca de la Sidra con programas que han merecido reconocimiento nacional y europeo para impulsar la estimulación, la atención y el cuidado de estas personas. Pero quería ir más allá. "Pensé que hay otras tareas diarias que realizan las personas en sus casas y que llegado un momento, de manera casi imperceptible, dejan de realizar porque se olvidan o porque suponen una dificultad por la que dejan de desarrollarlas. En esos casos el deterioro cognitivo avanza mucho más rápido. Quedarse en casa viendo la televisión no ayuda en nada". Labra explicó que lo que existe ahora son estudios psicológicos y escalas de estimación. "Se trata de responder sí o no a distintas preguntas relacionadas con la actividad diaria: si realiza tareas como cocinar, ir a la compra, al banco... Nos pueden engañar, tanto ellos como sus familias, porque en realidad lo que prima es la apreciación que ellos mismos tienen sobre el propio rendimiento. Además, hay cosas que las mujeres saben hacer y los hombres no, lo que también sesga los resultados".

Así que su método consiste en que la persona realice distintas tareas en presencia de un evaluador. "Por ejemplo, se le da una receta de cocina para que elabore ese plato. Para eso debe saber comprender lo que pone, distinguir los condimentos... seguir los pasos". Otras pruebas tienen que ver con la compra cotidiana, como saber pagar y comprobar el cambio; ir al banco y comprender las operaciones; rellenar un impreso de una solicitud; controlar la medicación sin errores; recordar sus citas médicas o con otras personas, e incluso preparar un itinerario en autobús. "Cuando se detectan fallos en varios apartados, saltan las alarmas. Aquí no hay diferencias de sexo, ni de edad, ni tampoco de conocimientos, formación o experiencia. Se trata de evaluar las capacidades y así se evitan los sesgos", explicó Labra.

El objetivo ahora es conseguir que el método se implante como algo habitual entre los profesionales, en centros médicos y en centros de servicios sociales para actuar a tiempo. "La estimulación cotidiana, la participación social y el ejercicio son fundamentales para al menos retrasar el avance hacia la demencia", remarcó el profesor. Y es que el envejecimiento activo no es sólo viajar y hacer deporte, sino mantener las condiciones psíquicas en plena forma.

Compartir el artículo

stats