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Molleo, diez años del orbayu de 219 millones

El Gordo de 2007 cambió el pueblo: - se levantaron casas nuevas y algunos fueron de vacaciones por primera vez

Alvarina Fuentes M. MENÉNDEZ

El día 22 de diciembre se cumplirá un década de aquel sorteo de la Lotería de Navidad de 2007 que dejó parte del Gordo en Molleo (Siero) y Llames (Nava), cambiándoles la vida por completo a sus vecinos agraciados.

Tanto, que no olvidarán nunca aquella vivencia y recuerdan perfectamente qué les ocupaba en el momento que se enteraron que les había tocado la Lotería.

Alvarina Fuentes, relata que estaba haciendo la comida el día más feliz de su vida. Rememora que fue un vecino, Manolín, quien la avisó de que el Gordo había caído en Molleo. "No lo creía", insiste. La misma incredulidad tenía su marido, que fue a quien primero informó. "Es mentira", recalcaba él. Pero no lo era, no, y "se montó la de San Quintín". "Los fíos tampoco daban crédito", indica Alvarina Fuentes.

Está muy contenta porque el premio lo repartió entre sus hijos y nietos. Pero para ella, "ni un capricho. Soy feliz con verlos a ellos felices. Los puse bien, que es lo principal", razona. Esta vecina de Molleo indica que esta lluvia de millones, 219 millones de euros, se notó bien en el pueblo porque "se hicieron muchas casas nuevas y se compraron coches".

Molleo es un pueblo con sólo 54 habitantes de diario, aunque su población aumenta los fines de semana y en verano. Sólo dos de sus vecinos se quedaron sin una de las 3.650 papeletas que repartió la Asociación Cultural y de Festejos San Fernando, que resultaron agraciadas, cada una de ellas, con 60.000 euros.

A Tere Lastra, como al resto, tampoco se le ha olvidado el número que les llevó la fortuna a Molleo: el 06.381. Ella también recuerda a la perfección aquel 22 de diciembre de 2007. "Ese día no se olvida mientras se viva", explica. "Era un sábado frío, gris", agrega. Cuenta como anécdota que en la víspera, una vecina le bromeó diciendo que iba a ir a la peluquería "no vaya a ser que toque la Lotería y salga en la tele". Pareció una premonición. Pero Tere Lastra le respondió que ella mejor madrugaba para ir el mismo 22 y tenerlo más reciente, como así mismo hizo. Pero ella ya presentía algo, sin saberlo, porque en lugar de quedar sin prisa a tomar un café con las amigas, "ese día quería venir para casa, no sé qué tenía...".

Así que cuando llegó, mientras prendía la cocina de carbón para cocinar un cocido de garbanzos, encendió el televisor y en la mesa preparó el block de notas, el bolígrafo y las papeletas

No daba crédito cuando vio que el gordo coincidía con el número de la asociación de fiestas, de la que su hijo era el presidente. Así que salió corriendo a llamar a su prima para comunicarle que les había tocado la Lotería. "No pasaron ni cinco minutos y ya no paraba de sonar el teléfono, de llamar los bancos?", comenta. Tan nerviosa estaba que no atinaba a llamar ni a su hijo ni a su esposo.

"No vivíamos mal, pero nos alivió muchísimo y yo me pude prejubilar", destaca su marido, Ovidio Álvarez, que era repartidor de pan. Cuando su mujer le comunicó la noticia no dejó de trabajar. Acabó la jornada y a las tres de la mañana regresó a su puesto, de nuevo.

Como muchos otros agraciados, ellos construyeron una nueva casa, además, renovaron los coches y viajaron. Nunca antes habían ido de vacaciones, así que les llegó el momento. La felicidad fue plena porque "tocó a toda la familia. Estuvo muy, muy repartido".

Desde entonces, la venta de lotería en Molleo se disparó y al año siguiente, el efecto llamada fue brutal, aunque los propios vecinos, como Albarina Fuentes, reconocen que "ya se fastidió. Tocó ese año de compromiso?", por lo que es muy difícil que vuelva a ocurrir de nuevo. Pero Molleo no pide más. Aquel orbayu cambió sus vidas.

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