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La diócesis cumple dos años sin obispo auxiliar

El Vaticano dilata el nombramiento de un ayudante para el arzobispo de Oviedo

La diócesis cumple dos años sin obispo auxiliar

El 18 de noviembre del 2015, Juan Antonio Menéndez era nombrado obispo de la diócesis de Astorga. Un mes más tarde, tomaba posesión de este cargo. Desde entonces, y van dos años, la archidiócesis de Oviedo está sin obispo auxiliar. Menéndez, sacerdote nacido en Villamarín de Salcedo (Grado), había desempeñado este cargo durante dos años y medio. El actual arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, solicitó a Roma un auxiliar poco después de que quedara vacante el puesto, pero el nombramiento no acaba de llegar y, según algunos conocedores de los entresijos vaticanos, "lo más previsible es que haya que esperar un tiempo más".

Como contraste, en la diócesis de Madrid, comandada por el cardenal Carlos Osoro -antiguo arzobispo de Oviedo-, acaban de ser nombrados tres obispos auxiliares de un golpe. Esta medida supone un espaldarazo a Osoro, quien recibe refuerzos -muy necesarios en una de las mayores diócesis del mundo- y, de paso, asume atribuciones en el proceso de renovación del episcopado español, pues lo previsible es que, transcurridos unos años, estos obispos auxiliares asuman las riendas de otras diócesis como obispos titulares.

Se da la circunstancia de que, hasta la fecha, Osoro se había caracterizado por una escasa -más bien nula- inclinación a tener obispos auxiliares. "Va a cumplir 73 años y Madrid tiene cinco millones de personas. Son motivos que pueden haberle hecho cambiar de opinión, o quizá alguien le ha animado a cambiar de opinión", señala con un punto de ironía un veterano sacerdote asturiano.

En el caso de una diócesis relativamente grande -un millón de habitantes- que abarca toda Asturias, y de un prelado al que el Vaticano encomienda misiones fuera del territorio regional y que actualmente forma parte del comité ejecutivo y de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal, como es Jesús Sanz, los conocedores del mundo religioso consideran justificada la designación de un auxiliar. Cinco ha tenido la diócesis desde 1970. Sin embargo, por el momento la Santa Sede no parece estimar que la coyuntura sea urgente, ni siquiera en una época de movimiento de peones: anteayer, miércoles, el Papa Francisco aceptó la renuncia por edad de Joaquín María López de Andújar como obispo de Getafe y designó como sustituto a Ginés García Beltrán, hasta la fecha prelado de Guadix.

Elías Yanes, quien el mes que viene cumplirá 90 años, fue el primer obispo auxiliar de Oviedo. Permaneció en este cargo entre 1970 y 1977. Le sucedieron José Sánchez (1980-1991), Atilano Rodríguez (1996-2003), Raúl Berzosa (2005-2011) y Juan Antonio Menéndez (2013-2015). Todos ellos fueron después titulares de otras diócesis y todos están vivos. Como puede observarse, nunca ha habido una sucesividad, sino que entre la marcha de uno y la llegada del siguiente han pasado entre dos y cinco años.

Jesús Sanz ya puso en marcha la solicitud de un obispo auxiliar a principios de 2016, tal y como adelantó este periódico el 13 de marzo de ese año. El procedimiento se inició con la elaboración de una terna de candidatos que debía pasar por la Nunciatura de la Santa Sede en Madrid y más tarde ser enviada al Vaticano.

Se da por hecho que en esa lista fue incluido Jorge Fernández Sangrador, vicario general de la diócesis, quien ya sonaba para el cargo cuando el elegido fue Juan Antonio Menéndez. "Sobre el papel, el vicario general de una diócesis es una persona de la máxima confianza del obispo", apunta un cura de la región. Sin embargo, precisa esta misma fuente, no cabe pensar en automatismos de nombramiento. "Sin ir más lejos, entre los tres nuevos obispos auxiliares de Madrid no figura el vicario general", puntualiza.

Los principales especialistas en la compleja maquinaria vaticana coinciden en señalar que, actualmente, en el nombramiento de obispos disponen de mucha influencia el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella -quien además pertenece a la Congregación de los Obispos, responsable de la provisión de plazas-, y Carlos Osoro. Este último recibió un notable varapalo de sus colegas obispos en las últimas elecciones de la Conferencia Episcopal, seguramente debido a unas relaciones consideradas "demasiado buenas" con personas y entidades que suelen mostrarse muy críticas con el resto del episcopado español. Sin embargo, se da por hecho que el antiguo arzobispo de Oviedo mantiene una excelente línea de comunicación con el Papa Francisco, patente incluso en la terminología que emplea. En la presentación de sus nuevos obispos auxiliares, Osoro manifestó su voluntad de que sean obispos "en salida", en un claro guiño a una de las expresiones favoritas del Pontífice.

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