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La guía secreta de Asturias

La costa y la sierra del Cuera: al otro lado del arco

Ambas vistas se muestran al viajero a través de los restos de la ermita de San Martín, en la playa del mismo nombre, en Celorio (Llanes)

La costa y la sierra del Cuera: al otro lado del arco

Depende de cómo se mire el paisaje, éste resulta infinito tanto si ante los ojos se muestra el inabarcable mar como esa montaña que nunca alcanza el cielo. Y también es cierto que en muchas ocasiones es el camino en sí la meta deseada y no el destino final que nos proponemos, aunque en el caso que nos ocupa ambos son complementarios. Y es que algunos de los paraísos de los que está plagada Asturias son más accesibles de lo que pensamos.

Eso sucede cuanto toca ir a la caza de costa y playas en la parroquia de Celorio, en Llanes, que tiene nada menos que ocho de arena fina y también piedra y, entre ellas, además de Curas, Borizu, Troenzo, La Tayada, Palombina y Las Cámaras, están las de Portiellu y San Martín, estas dos últimas una seguida de la otra. El acceso a las mismas es a través de un agradable paseo en el tramo entre Celorio y Poo que forma parte de la senda costera GR E-9 y que una vez llegados hasta allí está señalizada en un cartel que reza "Tramo Llanes-playa de Las Cámaras".

Caminando desde Celorio se tardará no más de un cuarto de hora en descubrir este precioso lugar, que es toda una joya para el alma. En estos días en que la nieve ha dado un respiro a los amantes de caleyar por Asturias sin prisa y con varias pausas es una suerte poder no sólo descubrir toda la belleza de este sitio, sino también disfrutar de toda la paz y el asombro que causa en quien lo descubre por primera vez. También influye, es cierto, que estamos en febrero y que posiblemente en verano la afluencia del turismo le reste esta sensación de sosiego que en estos días de sol de invierno y bien abrigados es un auténtico placer disfrutar.

Paso de peregrinos

Paz y sosiego natural si se tiene en cuenta, además, que es paso de peregrinos a Santiago por la costa. Como testigo fiel de esta afirmación, allí están las ruinas de la ermita Románica de San Martín, actualmente protegidas y con prohibición de acceso al interior por el mal estado en que se encuentran, aunque ello no imposibilita visualizar el mar y el horizonte enmarcado en el arco de medio punto que invita a imaginar, durante unos segundos, cómo sería la vida de quienes en ella se detenían en su viaje a Compostela, siglos atrás, un pasado del que queda como testigo parte de los muros de este centro de culto que lo que hoy alberga es aire, mar, nubes, pájaros y barcos que pasan sobre esa fina línea donde el mar y el cielo son uno.

En marea baja y con buen tiempo los que gustan de pasear por la arena lo hacen entre la playa de San Martín, con más espacio por este motivo, y su vecina playa de Portiellu, también impresionante. Este paseo es imposible en marea alta. El acceso al arenal de San Martín es sencillo gracias a sus escaleras; eso sí, no hay que partir del lugar sin mirar Asturias desde el otro lado del arco de la ermita y ver, también enmarcada dentro del mismo, una parte la sierra del Cuera. No se puede pedir más.

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