El 55,1 por ciento de los alumnos de altas capacidades han sufrido acoso escolar y, además, el 25 por ciento cree que el profesorado ha influido en que sea una víctima. El vicerrector de Innovación Educativa de UNIR y uno de los autores de este estudio, Javier Tourón, ha presentado el informe junto a Joaquín González-Cabrera, docente de UNIR y coordinador de la investigación. En el estudio han participado 285 alumnos.

"Lo triste es que esa singularidad", ser niños de altas capacidades, "se convierte en un arma contra ellos", ha relatado González-Cabrera. Y es que los resultados señalan que el 83,2 por ciento de este alumnado desempeña un rol relacionado con la victimización, tanto siendo acosados como acosadores. De estos, el 55,1 por ciento sufren acoso escolar y, el resto, son agresores. En este sentido, González-Cabrera ha apuntado que "la mayor parte" de este alrededor del treinta por ciento que son acosadores en realidad "son víctimas y, a la vez, agresores" porque lo que "pasa" es que "completan el ciclo de la violencia". A esta situación ha sumado que un 25 por ciento ha contestado afirmativamente al hecho de que el profesorado ha "influído" en que sea víctima; lo que "implica que tenemos que hacer las cosas mejor", ha afirmado.

Ha explicado que no se trata de "culpabilizar" al profesorado, pero sí de constatar que "su acción no es inocua". Ha relatado situaciones en las que, por ejemplo, a un alumno que es "brillante", por sus altas capacidades, se le pone de ejemplo y se les dice a los demás: "Deberíais ser como él", pero, luego, se las van a ver en el patio.Tourón ha creído que "debajo de todo esto" se encuentra el hecho de que "vivimos una escuela y una sociedad muy intolerante con las diferencias" y esto "los adultos tenemos que analizarlo" y "asimilar que todas las personas somos distintas".

González-Cabrera ha explicado que, hasta ahora, el alumnado con altas capacidades no había sido estudiado de forma rigurosa en relación con los problemas de acoso tradicional y ciberacoso en el entorno escolar.

Por eso la UNIR, y bajo el título 'Acoso y ciberacoso en estudiantes de altas capacidades: prevalencia y afectación psicológica', ha realizado este proyecto con la participación de 285 alumnos -175 varones y 109 mujeres- con altas capacidades y edades comprendidas entre los nueve y dieciocho años (122 estudiantes de Primaria, 118 de Educación Secundaria y 39 de Bachillerato).

Además, para su elaboración se ha contado con la colaboración de 22 asociaciones de 35 provincias españolas. Cabe destacar, por su gran actividad, APADAC (Asturias) .

Realizado entre junio y octubre de 2017 y coordinado por el investigador y profesor del Departamento de Psicología en la Educación y Psicobiología de UNIR, Joaquín González-Cabrera, este estudio analítico y transversal entre los alumnos más capaces muestra unos resultados de acoso escolar tradicional superiores a los obtenidos en otros con población general.

En cuanto al cyberbullying, acoso más dañino que el tradicional por su carácter anónimo, el informe desarrollado por la Universidad Internacional de La Rioja concluye que un 25,1 por ciento del alumnado con altas capacidades es cibervíctima pura, un 3,9 por ciento ciberagresor-puro y un 6,6 por ciento cibervíctima-agresora.

Tras estos datos se esconden cientos de estudiantes capaces con mayores puntuaciones de depresión, estrés y ansiedad, así como peor calidad de vida, tal y como ha señalado González- Cabrera, quien ha destacado que se trata del problema escolar con las consecuencias más fatales, porque se cobra la vida de alumnos.

El informe arroja otros datos para el análisis: un 33,1 por ciento de los participantes indica no tener limitación del uso de su smartphone por parte de la familia y un 95 por ciento usa Internet a diario.

Los dos expertos han coincidido en la necesidad de diseñar y poner en marcha un programa de prevención e intervención específico para estos problemas. A futuro, además, desean saber si ha aumentado la prevalencia así como la evolución. Por último, González-Cabrera ha reconocido con "humildad" lo "complicado" del estudio y sus "límites", tanto por la falta de identificación de la población afectada, así como el hecho de que cabría la posibilidad de que hubieran accedido participar los estudiantes afectados sobre todo. Pero también ha creído que los datos podrían ser extrapolables.

A su lado, Tourón ha añadido que "el que el 55 por ciento sea víctima es una tragedia, aunque no se representen más que a ellos mismos" y plantea la necesidad de "un plan" y "exige una atención educativa importante".