Rafael Sariego fue despedido como él quería. El adiós al exconsejero de Salud, que falleció a los 72 años a causa de un cáncer, fue una ceremonia civil celebrada en el tanatorio de los Arenales y donde tomaron la palabra, por este orden, su cuñada Elena Chacón; José Granero, amigo y médico como él; el expresidente del Principado Vicente Álvarez Areces, y el actual consejero de Sanidad, Francisco del Busto, también amigo de Sariego.

Dijo Chacón, muy emocionada, que ella tomaba la palabra en nombre de la familia : "Rafa era un apasionado de Asturias. Afable, alegre, culto, vitalista, siempre nos decía que la vida era un regalo". Su cuñada recordó cómo Sariego y su mujer, Carmen Chacón, se conocieron en la Universidad de Salamanca con 18 años y nunca se separaron. Ayer, su viuda estuvo durante todo el acto arropada por el calor de sus hijos y el resto de familiares y allegados. "No es fácil despedir a un amigo, fuiste un gran maestro, pero sobre todo un gran amigo", aseguró Granero, quien compartió su primera guardia de cirugía con Sariego.

Areces hizo un repaso de la trayectoria política del exconsejero y ensalzó su capacidad para "mediar en los asuntos complicados". "Rafa tenía esa lealtad que tanto falta en política", remató el expresidente. Del Busto, muy afectado por la muerte de su amigo, desveló el consejo que Sariego le dio cuando asumió su papel como consejero: "La calidad y la seguridad siempre tienen que estar en la toma de decisiones".

A despedir a Rafael Sariego se acercaron también el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda; el alcalde de Oviedo, Wenceslao López; el exsenador socialista José Manuel Cuervo, y un buen número de profesionales de la medicina que, remarcaron, guardan un gran recuerdo de Sariego, impulsor del nuevo HUCA. Sus hijos, Bruno y Pablo, y su esposa, Carmen Chacón, agradecieron el cariño recibido estos días. "Se fue como el quería", remató su cuñada. Discretamente.