Trece pigargos europeos procedentes de Noruega llegaron ayer a Asturias y vivirán varios meses en un recinto especial cerca del pueblo de Pimiango, en Ribadedeva. Tras un periodo de aclimatación, a finales de este verano, serán liberados y se unirán a los otros seis ejemplares supervivientes de la suelta del año pasado (uno murió electrocutado en Francia). El pigargo, el águila más grande de Europa, figura en el Listado de Especies Extinguidas en España, aprobado en agosto de 2018, que incluye a animales y plantas que pueden ser objeto de proyectos de reintroducción autorizados por las administraciones competentes, con el objetivo de recuperar la biodiversidad perdida.
Las aves liberadas en octubre cuentan con un emisor GPS que permite seguir sus movimientos. En ese tiempo se han movido intensamente por toda la cornisa cantábrica, Pirineos y la mitad norte de la Península Ibérica. «Un buen indicador del proyecto es que casi todos los pigargos que liberamos el año pasado se han vinculado en mayor o menor medida al entorno de liberación, lo que dice mucho de las posibilidades de que en un futuro se reproduzcan en esa zona, que es nuestro objetivo», explicó Ernesto Álvarez, presidente de Grefa.
El Proyecto Pigargo, impulsado por la asociación conservacionista Grefa, cuenta con el apoyo económico del Ministerio para la Transición Ecológica y la colaboración del Principado, el Ayuntamiento de Ribadedeva, el Gobierno de Cantabria, la empresa EDP y dos entidades noruegas. El objetivo es crear una población reproductora de pigargo en España. El año pasado se puso en marcha una primera fase experimental del proyecto, de dos años de duración, al final de la cual se valorarán los resultados y, si resultan positivos, se continuará con la liberación anual de hasta veinte ejemplares durante al menos cinco años más.
