S. FERNÁNDEZ

Carlos Nuño, director del Consejo de la Producción Ecológica de Asturias (COPAE), aseguró ayer, durante una charla desarrollada en La Noria, que «menos de un uno por ciento de la superficie cultivable asturiana es ecológica». Comentó, asimismo, que a fecha de diciembre de 2006, el Principado cuenta sólo con 3.000 hectáreas libres de productos químicos o modificados genéticamente. «El noventa por ciento de esas 3.000 hectáreas, además, se dedican a pastos, a forraje para ganado. Sólo un cuatro por ciento es tierra de frutales», señaló.

La agricultura ecológica llegó a España a través de Cataluña, a comienzos de los años setenta. En los ochenta se empezó a conocer, según Nuño, en la cordillera Cantábrica. «Lo primero que se tuvo que hacer es regular la agricultura para que poco a poco se pudiera ir generalizando», explicó. «El cultivo ecológico, sin embargo, es mínimo», admitió. Carlos Nuño animó a los agricultores a sumarse a este modo de entender el trabajo agrario que se extiende desde la agricultura a la ganadería, a la apicultura y piscicultura. «La fama de los productos ecológicos es que son caros, pero no más que los que salen de la agricultura intensiva. Además, no es lo mismo comprar en una gran superficie -con una lista de intermediarios enorme- que a pie del cultivo», comentó Nuño. Los productos ecológicos manufacturados van del pan y pasteles a la sidra o sus derivados.