E. C.

Sus pinceladas son transparentes, terrosas, pero a la vez con la rotundidad de los juegos de paleta, visibles y enmarañadas. Esta técnica es lo que marca la diferencia de las obras de Carlos Corres, el artista que ayer inauguró una exposición individual en la galería Octógono. Corres, que trabaja habitualmente el dibujo y la pintura, estudia primeros planos: un rostro, una mano, una parte del cuerpo humano que se funde a su vez con otros elementos, en ocasiones claros, en otras más difusos, configurando un resultado onírico. Los referentes clásicos están muy presentes en su obra, con rostros dignos de estatua griega, un clasicismo academicista que camufla después bajo tenues capas que distorsionan y actualizan el conjunto.

Carlos Corres recibió el primer premio del Certamen de Pintura Deportiva Marca en 2007 y el primer premio del II Certamen de Pintura COAAT La Rioja en 2005, entre otros galardones.