Saúl FERNÁNDEZ

Allá en los años setenta, el premio Nobel Wole Soyinka visitó Asturias por primera vez. ¿Qué le atrajo de esta tierra? «Es la mayor extensión verde que conozco», confesó ayer a su llegada a Avilés. Más en serio explicó que, en su opinión, «Asturias es, sobre todo, historia. Conocer el pasado de esta tierra es conocer el pasado de España», admitió ante los periodistas.

Tras horas interminables en el enlace parisino, el avión de Wole Soyinka aterrizó a las ocho por fin en Asturias. Un coche le trasladó de forma inmediata al hotel Palacio de Ferrera y ahí, ante el mostrador de recepción, hizo sus primeras declaraciones: «He venido a Avilés para trabajar con la dirección del Centro Niemeyer, para concretar mi colaboración con ellos», apuntó, cegado por los flashes, con ganas de descansar de un largo día en tránsito, de tiempo perdido en los aeropuertos. «El Centro Niemeyer me parece algo nuevo y vengo con la mente abierta a trabajar», explicó.

La importancia de Wole Soyinka radica, según la crítica experta, en ayudar a tender el puente entre África y el mundo occidental; se formó, de hecho, entre Nigeria y el Reino Unido. Esto, entre otras cosas, sedujo a la Academia Sueca cuando decidió concederle el premio Nobel de Literatura. Sucedió hace más de veinte años y desde entonces su prestigio se ha ido agrandando en los países anglosajones. No así en España, donde su obra literaria apenas si es conocida fuera de las aulas universitarias. Pese a ello, Wole Soyinka viaja con cierta frecuencia a la península Ibérica, sobremanera para explicar cuál es su opinión acerca de la aplicación de los Derechos Humanos en el mundo. Estos días pasados, precisamente, estuvo en Ginebra en la celebración de los actos de conmemoración de los primeros sesenta cumpleaños de la declaración universal.

A su llegada a Avilés, el Nobel rechazó hablar de los proyectos literarios en los que anda embarcado. Dijo: «Nunca hablo de lo que estoy escribiendo, aunque continúo con mis clases en la Universidad». Preguntado sobre la inspiración poética, explicó que ésta viene «de uno mismo y no del paisaje que le rodea». Por eso dudó de que su presencia en Avilés le inspire literariamente. Soyinka estará en Asturias hasta el miércoles.