Francisco L. JIMÉNEZ

Avilés ya se quedó hace tres años sin Museo de la Siderurgia en beneficio de Langreo y todo apunta a que también va a perder la oportunidad de ser la sede del archivo de Ensidesa. Esto es debido a que la Consejería de Cultura del Principado sopesa el traslado del material que compone el legado documental de la empresa siderúrgica al futuro Museo Histórico de Asturias, cuya inminente apertura se prepara en la vieja cárcel de Oviedo. Los rectores de la compañía, que ahora es propiedad del magnate anglo-indio Lakshmi Mittal, ya han advertido a las autoridades regionales de que la multinacional no está por la labor de seguir haciéndose cargo de la custodia y las tareas de mantenimiento del archivo, por lo que el tiempo para tomar una decisión se agota.

Según ha podido saber este diario, el Principado considera que, dadas las circunstancias, el mejor destino posible para el legado histórico de Ensidesa es el edificio de la cárcel ovetense, donde un equipo de técnicos especializados podrá ocuparse debidamente de los documentos enseres que componen la memoria en papel de más de medio siglo de siderurgia en la comarca avilesina. Otras razones de peso que se han tenido en cuenta son la pretendida idoneidad de concentrar en el archivo regional un tipo de información que, de ir a parar a otro destino, supondría descentralizar el material, dificultando así su consulta por parte de historiadores o estudiantes, y el hecho de que desde la comarca avilesina no haya prosperado ninguna iniciativa tendente a lograr que el archivo siderúrgico se quedase «en casa».

Desde la Consejería de Cultura se trabaja con la idea de repetir la misma operación que ya se llevó a cabo cuando hace unos cinco años el Principado asumió oficialmente la custodia de la parte del archivo siderúrgico relativa a la obra social y los grupos deportivos de Ensidesa, un material que aún está guardado en uno de los edificios públicos de la plaza Mayor de Llaranes. Durante tres años una escuela taller de restauración catalogó los miles de documentos y fotografías de ese archivo. Cuando el programa formativo expiró, los papeles quedaron guardados bajo llave. Y allí siguen.

A falta de un inventario completo del archivo de Ensidesa, se estima que el mismo está compuesto por «papel» suficiente como para llenar, debidamente guardado en carpetas, unos dos kilómetros de estanterías. Sólo la parte que se custodia en la plaza Mayor de Llaranes ocupa 400 metros lineales de alacenas. A eso deben añadirse los cientos de kilos de legajos, planos, fotografías, revistas, informes, memorandos, libros de actas, etcétera, que la empresa guarda en el centro de documentación de la avenida de Gijón, al lado del laboratorio del puente Azud. Más aún: existe la constancia de abundante material disperso por el edificio de las oficinas centrales y en una subestación eléctrica, así como maquetas depositadas en un almacén y otros objetos dispersos por toda la fábrica. Amén de lo que guarda el archivo de la empresa en Gijón.