J. C. G.

El Fuero de Avilés significó una revolución tanto social como cultural. La lealtad de los comerciantes avilesinos al Rey Alfonso VI convirtió al puerto en el segundo más importante del Cantábrico y, además, otorgó al territorio categoría de Villa de Realengo, lo que eliminaba su carácter feudal para convertirla en una ciudad dependiente en exclusiva de la Corona. Además, en la esfera cultural, el Fuero es el primer documento jurídico escrito en asturleonés. Tan sólo el «Nodicia de Kesos», un inventario de quesos realizado por un monje leonés, coincide cronológicamente con el documento foral.

No obstante, el texto adquirido ahora por el Ayuntamiento de Avilés a un particular es un fuero gemelo, y constituye una copia, no el original firmado por Alfonso VI, sino el de la ratificación del documento hecha por su nieto, Alfonso VII en 1155, setenta años más tarde de la firma primigenia. Merced a esta confirmación, Avilés reforzaba sus privilegios comerciales, políticos y económicos y se convertía en una villa burguesa, lo que demuestra la construcción de la muralla. El fuero gemelo, ahora en poder del Ayuntamiento avilesino, se diferencia del original en el añadido de dos nuevos artículos cuya traducción encargará en breves fechas el concejal de Cultura, Román Antonio Álvarez.