Todo lo relacionado con la ORA en Avilés está resultando una sucesión de abusos y despropósitos. Primero, su implantación fue aprobada mediante una patochada de ordenanza municipal de tráfico, que establece, por ejemplo, multas por delitos tan graves como: formar grupos, correr o saltar en la calle, y coger el autobús o el taxi fuera de las paradas. Más tarde socialistas y UCAYC se conjuraron para privatizar miles de plazas de aparcamiento, pasándose por el arco de triunfo la crisis y la opinión contraria de los avilesinos.

Los tres meses transcurridos de aparcamiento de pago nos han dado la razón a quienes decíamos que en un Avilés con miles de parados la ORA ni hacía falta ni podía salir bien. Ahora, dada la chapuza provocada, «algo habrá que hacer» para evitar que cientos de aparcamientos de pago estén vacíos todo el día, mientras los residentes no tienen dónde aparcar o barrios enteros se encuentran bloqueados por los coches.

Nuestros gobernantes, como se sienten infalibles, ni siquiera se plantean la posibilidad de haberse equivocado al imponernos un nuevo impuesto por aparcar. Por el contrario, su única respuesta ante el boicot ciudadano es la de esperar a que el paso del tiempo y las multas obliguen al personal a utilizar los parquímetros.

Prueba de ello es que el concejal de Tráfico, en vez de escuchar el malestar ciudadano, como sería su obligación democrática, ordena a la Policía Municipal que atienda las denuncias telefónicas de los vigilantes de la ORA (incluso fuera de la zona de pago), y que proceda a multar y/o a retirar los vehículos delatados.

Lo que está sucediendo es un claro abuso de autoridad. Una cosa es que circunstancialmente un ciudadano denuncie una infracción de tráfico que le pueda afectar directamente y otra que desde el Ayuntamiento se avale la creación de un cuerpo parapolicial de espías, a mayor beneficio de una empresa privada.

Salta a la vista que se han pasado tres pueblos pintando rayas, nada pinta la ORA en El Quirinal o en El Carbayedo, zonas en las que no existía ninguna complicación de tráfico y que fueron incluidas en la zona de pago, sólo para aumentar los beneficios de los «parkings» subterráneos y de la empresa adjudicataria.

Los ciudadanos queremos tener voz, participar en el diseño de nuestra ciudad, por eso planteamos, a través de algunas asociaciones de vecinos, otra forma de hacer las cosas, propusimos primero abrir un amplio debate sobre cómo se debía regular el tráfico y el aparcamiento, y después solicitamos que se estableciera una moratoria en la ORA hasta que pasara la crisis. Propuestas diferentes y no recaudatorias teníamos y tenemos: potenciar una buena red de transporte público, construir aparcamientos gratuitos disuasorios, carriles-bici, etcétera

Pese a la tremenda «ceguera y sordera» de nuestros representantes, la realidad es terca: la zona naranja es un fracaso, por tanto, mantenerla es un disparate, y destinar sólo 800 plazas verdes para atender a los más de 3.000 residentes con tarjeta resulta ya una tomadura de pelo.

Rectificar es de sabios. El amplio rechazo ciudadano a pagar por aparcar debería mover a nuestros políticos a plantearse la supresión de la ORA. Si una vez más se desprecia nuestra opinión, dentro de un año, en las elecciones municipales, será el momento de que los avilesinos pasemos factura. De nosotros depende que el gol de la ORA termine en la propia puerta, de nuestros avariciosos gobernantes.