Amaya P. GIÓN

Un joven natural de Verdicio ha lanzado la primera aplicación de Google Buzz para iPhone, una especie de red social más completa y con mayor capacidad que otras como Twitter o Facebook para este tipo de teléfono móvil, uno de los más avanzados. Alberto García Hierro, ingeniero técnico de 27 años, desarrolló esta aplicación en los ratos libres. Su invento le llevó una semana de trabajo a razón de cuatro horas diarias y ha tenido un gran eco internacional, si bien ha pasado prácticamente desapercibido en España. Esta es la primera vez que vende una de sus aplicaciones, aunque en la red tiene publicadas una decena, de carácter gratuito (WikiWiki, iSinónimos, WikiAround, Uncyclopedic, entre otras).

«Google sacó Buzz, pero no su aplicación para iPhone. Investigué cómo funcionaba y desarrollé la aplicación. Una vez lista la envié a Apple para revisarla y en diez días estaba a la venta», explica. García Hierro trabaja como informático para una empresa. Es de los que desarrollan su profesión desde casa. Fue el primer sorprendido cuando comprobó que los medios de comunicación americanos informaban de su invento. «El primer día que salió a la venta compraron la aplicación quince personas, veinticinco el segundo. El tercer día ya tenía 800 clientes», añade.

Alberto García reconoce que no es tarea fácil para los programadores lograr una oportunidad para poner en práctica sus ideas en una empresa. Así, muchos como él lo hacen por su cuenta. «Para vender esta aplicación he tenido que darme de alta como autónomo y, por cierto, es un pico al mes. Este es un sector complicado. Si me pongo a calcular la relación entre las horas que llevo echadas y lo que he ganado, dudo mucho que llegue al sueldo mínimo», explica. Pero en cualquier momento puede dar la campanada. «Puede ser que desarrolles una aplicación y que se convierta en un auténtico "boom ". De hecho, ya se han dado casos de aplicaciones con las que han conseguido ganar 300.000 dólares en dos meses o incluso millones», prosigue. Por ahora no es su caso: «Lo que gano con la aplicación para iPhone es más alto que el sueldo de mucha gente. Al principio sacaba unos 13 euros al día. Quizás en un año o dos pueda dedicarme en exclusiva a esto».

Lo de la afición a la informática le viene desde bien niño y también parece cosa de familia, cargada de profesionales del mundo de los ordenadores. «Aprendí a leer a los 3 años para poder aprender a utilizar un ordenador. Cuando era niño y aquí, en Verdicio, apenas había ordenadores, yo tenía internet. Después empezaron a salir los módems y siempre tenía el más rápido. Luego llegó el ADSL, desaparecieron los cables y ahora no puedo acceder desde aquí a internet, es imposible trabajar. ¡Lo que son las cosas!», añade entre risas.

El trabajo lo desarrolla desde su domicilio actual, en Gijón. Ahora busca un nuevo desafío como el que se planteó con la aplicación para iPhone. «Entonces pensé, ¿si nadie logra desarrollarla, podré yo?», concluye. Y así fue.