No parece fruto de la casualidad que haya ardido una veintena de coches en el entorno de la comarca en los últimos cinco meses. En este tiempo la Guardia Civil ha estado investigando, aunque hasta ahora no conozcamos si detrás hay una banda, un tipo loco con una cerilla o una confabulación cósmica para que estallen por combustión espontánea los depósitos de gasolina. El mapa que acompaña a la información de esta página revela que al menos algo huele a chamusquina. Como suele suceder en estas situaciones, las versiones de los testigos son contradictorias. Hay quienes aseguran haber visto a un hombre con un coche gris merodeando en la zona, otros a un grupo de jóvenes grabando con móviles el incendio. Las especulaciones pueden ser infinitas. Y la solución al caso puede venir de la manera más sorprendente. Fíjense si no en los ladrones chapuzas que se hacían fotos con su cámara de sus fechorías y la perdieron. En este caso, cualquier cabo suelto puede ser significativo para apagar el fuego.