Aeropuerto de Asturias (Castrillón), S. FERNÁNDEZ

El «quemacoches» lleva seis meses actuando con impunidad en la comarca de Avilés. Las dos nuevas muescas en la culata del pirómano se produjeron ayer por la mañana en el aparcamiento del aeropuerto de Asturias: un Ford Focus con matrícula 7640-FFZ y un Peugeot 407 con número de placa 5742-DNJ. El Focus, según los primeros indicios, sufrió las principales consecuencias de las llamas, que posteriormente se extendieron al Peugeot. El Focus es propiedad de una empresa de renting.

Según fuentes policiales, el aparcamiento está vigilado por cámaras de televisión, pero se da la circunstancia de que el pirómano actuó en un punto fuera del tiro de los aparatos de vídeo, con lo que, por el momento, no ha sido identificado.

Los dos coches se suman a una lista que cada semana, desde finales de diciembre, crece de manera desorbitada. Ya son veintiséis los turismos consumidos entre las llamas en los concejos de Muros de Nalón, Soto del Barco, Castrillón, Avilés y Corvera sin que las fuerzas del orden hayan conseguido dar con el responsable.

La Guardia Civil dirige las pesquisas que apuntan a un solo autor que cuando actúa podría hacerlo en compañía de una o dos personas más. La discreción es crucial para mantener la impunidad en las actuaciones delictivas.

El primer coche que se consumió fue el 26 de diciembre, en Muros de Nalón. Dos días después, el «quemacoches» volvió a actuar prendiendo fuego a tres turismos que estaban aparcados en Las Vegas (Corvera). El mes de enero el pirómano descansó. A mediados de febrero se cobró dos coches más, en Piedras Blancas, y unos días después actuó dos veces en dos concejos distintos: Soto del Barco y Castrillón. Terminó febrero quemando dos vehículos, en Salinas y en San Juan de Nieva. Las fuerzas del orden todavía -después de más de cinco meses- no han determinado la naturaleza del acelerante empleado en los incendios ni quiénes pueden ser los responsables. Nadie ve nada y el «quemacoches» se libra.