Félix VALLINA

El patio de butacas de la Casa de la Cultura ya estaba lleno a falta de veinte minutos para el inicio de la ceremonia de presentación de la XXVII edición del Certamen Coral Internacional «Villa de Avilés», como si el público temiera quedarse sin sitio en una de las citas culturales más importantes del año. La velada comenzó con la entrega de las medallas de oro de la Asociación Coral Avilesina al empresario Tomás Casado -presidente del Grupo Imasa- y al artista local Favila, dos personas que según el presidente de la coral, Nardo Villaboy, «no sólo se merecen una insignia, sino un millón cada uno por todos los apoyos que nos han dado a lo largo de nuestro recorrido». Villaboy, que tomó la palabra poco antes de que dieran comienzo las actuaciones musicales, aseguró que la crisis tampoco ha pasado desapercibida para los organizadores del certamen. «Ha sido sin duda el año que más nos ha tocado sufrir para poder estar aquí, pero una vez más lo hemos conseguido con el apoyo de todos», agradeció.

Los encargados de dar el pistoletazo de salida fueron los anfitriones. Después de la intervención del concejal de Cultura, Román Antonio Álvarez, los miembros de la Coral Avilesina se subieron a las tablas del escenario bajo la dirección de Elena Baigorri, que eligió para la ocasión cuatro piezas de sobra conocidas para los amantes de la música coral: «Maite», «Rondó de la Jeringosa», «Paloma mensajera» y «No llores ne». A continuación, ya como parte del concurso, le tocó el turno al Coro de Cámara Ludus Tonalis de La Coruña, que además de los temas obligados, interpretaron otras dos obras compuestas por su propio director, Rupert Twine, y un espiritual negro. Los 19 componentes del coro gallego cuentan con experiencia musical y la formación se caracteriza por interpretar principalmente música renacentista y medieval, además de composiciones contemporáneas.

Otro de los coros participantes fue la Schola Cantorum Virgen del Carbayu, de La Felguera, que estuvo dirigido por David Pérez y ofreció en Avilés, además de las piezas obligadas, obras de Dante Andreo y Javier Busto. La Coral Polifónica la Esperanza, de Guadalajara, fue la encargada de cerrar la primera jornada de actuaciones del certamen «Villa de Avilés». Las 35 voces que componen la formación, dirigida por Elisa Gómez, eligieron para la ocasión un repertorio coral contemporáneo combinado con proyectos de música sacra y temas folclóricos. La próxima semana actuarán el Coro de Ladinamo y el Patio Maravillas (Madrid), la Coral Ángel Barja (León), el Coro Cantus Firmus (Barcelona) y la formación Pasaia Abesbatza (Guipúzcoa).