Se nos ha ido don Justo. Descanse en paz. Don Justo Ureña y Hevia, cronista oficial de la villa de Avilés desde el 21 de marzo de 1991, fecha en la que el Ayuntamiento en Pleno de Avilés acuerda por unanimidad otorgar a don Justo el nombramiento honorífico anteriormente citado. Han pasado desde entonces 20 años. Quizás convenga recordar a las personas que decidieron con su voto que don Justo ejerciese con maestría y bonhomía el cargo para el que fue nombrado.

El Pleno fue presidido por el Alcalde don Santiago Rodríguez Vega y por el grupo Socialista están presentes don Álvaro Álvarez García, don Carlos García Robles, doña María Virtudes Monteserín, don Alfredo Morán, don Santiago Álvarez, don Eduardo García Garduño, don Ángel Álvarez García, don Miguel Ángel Iglesias, y don Lucinio Guillermo Pérez Heres. Por el grupo del CDS estuvieron presentes don José Ramón Rodríguez Suárez, don José Luis Suárez González, don José Miguel Fernández Álvarez y don Óscar Rodríguez Pañeda. Por el grupo Popular, doña Concepción Álvarez Ordóñez, don José María Yáñez Blanco, don José Gerardo González García, don Manuel Gómez Blanco y don Ladislao Rivas Piñón. Por el grupo de Izquierda Unida, doña Laura González Álvarez y don José Antonio García López.

No asistieron por diferentes motivos al Pleno, doña Isolina Martínez González, don Bernardino Fernández Prieto, doña Evangelina Morán Toribio y don Francisco Calleja Artime.

Asiste como Interventora habilitada doña Mercedes Pérez Fernández y actúa como Secretario, el Oficial Mayor de la Corporación, don José Valdés Cao.

El cargo estaba en aquel momento vacante desde el fallecimiento del anterior cronista, el poeta y escritor don Julio García Quevedo, conocido en la villa por el seudónimo «Y». Se consideraba, por parte de la Corporación, que era necesario que Avilés volviese a tener cronista oficial, teniendo en cuenta los eventos que se avecinaban, especialmente, la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América. Se estimaba que, en la figura de don Justo, concurrían las cualidades idóneas para ser propuesto y nombrado cronista oficial, por su fecunda labor como investigador riguroso de los documentos del Archivo Municipal y por ser un fecundo estudioso de la historia y costumbres de la Villa de Avilés que, además, había divulgado en numerosos artículos y trabajos.

Justo Ureña había nacido en Avilés, en septiembre de 1924, y era licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo. Era abogado y miembro del Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo y de Madrid y había sido profesor numerario de Formación Empresarial en el Instituto Politécnico de Avilés. También había sido funcionario municipal, desde el año de 1951 hasta el año de 1989 en que se jubiló, desempeñando el puesto de Abogado Consistorial desde el año de 1961 hasta su jubilación.

Fue Miembro Correspondiente del Ridea. así como Académico de Honor de la Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía. También ostentó el cargo de presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y fue miembro de la Asociación de Amigos de Palacio Valdés.

Sería prolijo enumerar su extenso trabajo de divulgación de publicación y de investigación. Fue un infatigable conferenciante y su labor, en el desarrollo del hermanamiento con San Agustín de la Florida, fue muy destacada, viajando a la ciudad hermana en tres ocasiones como representante oficial de Avilés y realizando una especial papel en los acuerdos del intercambio de investigadores e investigaciones sobre Pedro Menéndez de Avilés, tema en el que era seguramente el máximo especialista.

Podría seguir escribiendo largamente sobre los méritos de don Justo, hay tema para rato, pero prefiero que hable mi corazón, puesto que compartí con él largas horas, en los viajes y en las negociaciones y trabajos sobre Avilés y San Agustín de la Florida, tanto allí como aquí. Inolvidables las conversaciones entre don Justo y Mr. Eugene Lyon, sobre la historia de La Florida y sobre el Adelantado. Inolvidables también las tertulias compartidas con el entonces cónsul de España en Miami, don Javier Vallaure, en las veladas del Hotel Casa Mónica, así como los trabajos para la realización del primer libro sobre Avilés y San Agustín de la Florida, en español y en Inglés, con textos de don Justo y edición de Nardo Villaboy. También irrepetibles las investigaciones realizadas con Mr. Eugene Lyon, en las que el apoyo inestimable de don Alberto del Río, ángel de la guarda y secretario vocacional de ambos eruditos, hizo posible que aflorasen documentos y saberes sobre la vida de Pedro Menéndez, hasta ese momento ocultos. Justo Ureña y Hevia, con quien compartimos tantas tertulias en el Germán antes y después de la edición de la trilogía que acabamos de terminar, en la que él participo de forma destacada, pero de la que, desgraciadamente, ya no verá el tercer libro, «Avilés, evocación y recuerdo». Es su obra póstuma. Él era el motor, siempre nos apuraba. Era el primero que entregaba el trabajo. Y era imprescindible, con su gracia, con su humor, con su optimismo.

Se nos fue don Justo, no podremos reemplazarle, debemos acostumbrarnos a vivir sin él. Será difícil, pero de alguna manera su recuerdo permanecerá siempre con nosotros. Se nos fue también don Paco Iglesias, el querido profesor, todo simpatía también y otro sabio irrepetible. Y se nos fue, asimismo, la tan querida Luisa Lumen, «la profesorina», una persona toda bondad y amabilidad

Tres gigantes de la cultura avilesina a los que me sentí unido por un fortísimo lazo afectivo, supongo que igual que muchos, muchos avilesinos y avilesinas. Un cariño hacia ellos muy profundo en lo personal, y un respeto y admiración enorme, inconmensurable, en lo profesional. Voy a echarles mucho de menos. Todos, les echaremos mucho de menos.