Las Dueñas (Cudillero),

Ignacio PULIDO

El conflicto de la xarda (caballa) se torna cruento. Ayer a primera hora de la mañana, más de medio centenar de pescadores cortó, por tercer día consecutivo, la carretera de Galicia a la altura de la localidad cudillerense de Las Dueñas. La protesta fue dispersada por agentes de la Unidad de Intervención de la Guardia Civil, que cargaron contra los manifestantes con botes de humo, pelotas de goma y toletes. El enfrentamiento se saldó con un detenido y varios heridos por contusiones. Una vez más, el corte de la N-632 provocó retenciones de unos tres kilómetros de longitud en ambos sentidos.

Buena parte de la flota pesquera del Cantábrico está amarrada al haberse decretado la suspensión de la pesquería de la xarda y los pescadores piden soluciones. Ayer protagonizaron el tercer día consecutivo de protestas. En torno a las siete de la mañana, más de medio centenar de manifestantes se dieron cita en la carretera N-632 a su paso por Las Dueñas, donde levantaron una barricada con neumáticos que posteriormente fue incendiada.

Apenas media hora después, a las siete y media de la mañana, se personaron en el lugar de los hechos trece agentes de la unidad de intervención de la Guardia Civil. Los antidisturbios invitaron a los pescadores a abandonar el vial a las ocho de la mañana. A esa hora, lanzaron varios botes de humo como medida disuasoria, pero sin lograr amedrentar a las decenas de pescadores, que optaron por seguir al pie de la barricada.

Fue entonces cuando los antidisturbios iniciaron una carga, tolete en mano, cubiertos por los disparos de pelotas de goma. Gran parte de los manifestantes huyó a través de los prados que circundan la carretera y un pequeño grupo fue reducido a golpe de porra. El enfrentamiento se saldó con un detenido y con varios heridos por contusiones de diversa índole en la cabeza, tronco y extremidades.

Tras dejar la barricada, los pescadores se dividieron en dos pequeños grupos que abandonaron el lugar en torno a las ocho menos cuarto de la mañana. Paralelamente, una dotación de los Bomberos de Asturias apagó los neumáticos, aún en llamas, y retiró sus restos del vial. El tráfico fue restablecido pasadas las nueve de la mañana, aunque las caravanas fueron inevitables dada la intensa circulación que a esas horas pasa por la carretera de la costa.