Illán GARCÍA

La Casa Sindical de Avilés amaneció ayer con un buen puñado de carteles contra los sindicatos CC OO y UGT ante el temor de que la negociación de que una nueva reforma laboral derive en «más recortes en los salarios y en el abaratamiento de los despidos». El movimiento 15-M, con esta pegada de carteles, quiso denunciar la «sumisión total de la cúpulas sindicales a las directrices de las grandes corporaciones empresariales para generar la nueva servidumbre moderna en la que se ha convertido el mercado laboral».

Por otro lado, los «indignados» quisieron emular a aquellas mujeres de las huelgas mineras de 1962 que echaron maíz a las puertas de los pozos para denunciar la actitud de los esquiroles «que boicoteaban la lucha sindical». Tomando ejemplo de la historia, los «indignados» avilesinos también decidieron echar maíz para recordar a los sindicatos mayoritarios su falta de compromiso en defensa de los trabajadores.