En esta España nuestra, ya en el siglo XXI (aunque a veces no lo parezca), con una democracia supuestamente bien instalada, hay normas para todo. En nuestro afán por buscar la equidad, el control y el mejor desarrollo, nos hemos dotado de un maremágnum normativo muy amplio y detallista. Pero, por otro lado, no somos capaces de quitarnos de encima el lastre «latino» de chapuzas y listillos; y nuestros políticos, como ciudadanos que son al fin y al cabo, no se libran de este problema. Y es que siempre se dijo que «del dicho al hecho hay un trecho».

El caso es que las normas en España están para cumplirlas, pero también para saltárselas; es lo que se llama la perversión de la norma. Y esto se ve día sí y día también con todo lo relativo al medio ambiental. Los acuerdos internacionales y las normas europeas, nacionales y regionales, van por un lado, mientras que las decisiones del día a día van por otro, que rara vez coinciden. Una de las cuestiones en la que más se nota es en los estudios de impacto ambiental.

Normalmente, cuando se quiere hace una obra de calado, lo que habría que hacer sería buscar posibles soluciones, luego hacer un estudio riguroso de los pros y contras de cada una de las alternativas, poner en la balanza todo ello de forma debidamente ponderada y luego tomar la decisión de qué alternativa escoger.

Pues bien, todavía se sigue haciendo al revés, queriendo hacer pasar por inútiles todas las prescripciones legales sobre los procedimientos. Entonces, decidimos lo que mejor nos parece o lo que más nos interesa y luego ya haremos casar los estudios para que digan que lo que yo quiero es lo mejor. Pues señores, no puede ser así, pero así lo quieren hacer con la mal llamada Ronda Norte.

La perversión del procedimiento empieza ya en el nombre, ya que de lo que se trata en realidad es de la carretera de acceso a las instalaciones portuarias de la margen izquierda de la ría de Avilés. Pero como hace tiempo que alguien decidió que esa carretera bordearía el municipio de Avilés por el norte, pues la llamamos Ronda Norte.

¿Y si luego los estudios de todas las alternativas dicen que la mejor opción no es esa? Pues claro, algunos políticos empeñados en «sostenella» no están dispuestos a que la Ronda Norte pase por el Sur (o por el Este o el Oeste) y los estudios legalmente obligatorios se tergiversan, se manipulan, para que digan lo que queremos que digan y no lo que tienen que decir.

En estos días pasados se han leído en la prensa local las declaraciones del equipo de gobierno de Avilés, argumentando que la alternativa 2 (por Raíces y San Cristóbal) es la que hay que hacer, con los siguientes argumentos: es la opción que aparece en el PGOU de Avilés (no hablan del PGOU de Castrillón), ya está consensuado hace mucho (la polémica deja en entredicho ese supuesto consenso), no podemos perder más tiempo, es lo que ha decidido el Principado?

Si está pactado hace tiempo y ya está en el PGOU, ¿para qué sirve el estudio de impacto ambiental de todas las alternativas barajadas? Nuevamente la perversión de la norma: se hace el estudio porque es un trámite legalmente establecido, pero el EIA debe decir lo que les interesa. Es una tomadura de pelo, sacar a información pública el documento con un mes de plazo para presentar alegaciones y decir que en realidad la decisión ya estaba tomada de antemano. Por favor, un respeto a los ciudadanos y a las leyes.

Para nosotros es mucho más grave que haya un grupo de profesionales que sean capaces de firmar un EIA tan sumamente sesgado, tan claramente orientado hacia las pretensiones del promotor. Desde varios grupos relacionados con el medio ambiente, en nuestras alegaciones sólo nos hemos preocupado de las tres cosas que nos parecían más sangrantes:

1) De ninguna manera estamos dispuestos a aceptar la alternativa 4, la que pasa por Zeluán y Nieva, por ser la única alternativa que pasa por espacios protegidos por la legislación europea y por incluir un puente sobre la bocana de la ría que es aberrante.

2) Las valoraciones ambientales sobre la alternativa 3 (el túnel sobre la ría) son realmente vergonzosas, increíbles. Está muy clara la intención de minusvalorar esta opción.

3) Velar por un uso racional del suelo.

Se supone que esta carretera ha de servir para mejorar los tráficos portuarios; suponemos entonces que será la Autoridad Portuaria la que más tendrá que decir al respecto.

Para el Ayuntamiento de Avilés es prioritario restar tráfico pesado y poder eliminar el puente de la arteria que cruza la ría delante del Niemeyer. ¿De verdad alguien piensa que la mejor opción para el tráfico portuario, para ir de La Maruca al PEPA o a la autopista, es un recorrido de unos 5 kilómetros para coger la circunvalación de Avilés a la altura de El Caliero? ¿Y qué pasará luego con la densidad de tráfico en esta carretera de circunvalación?

Por favor, que no nos tomen el pelo, ni que engañen a la ciudadanía; ni que pretendan pervertir la leyes, que están para lo que nos guste y para lo que no. Argumentos y leyes, no trampas y cabezonería.