Luanco,

Illán GARCÍA

Viodo es la parroquia más al norte de Gozón -y por extensión, de Asturias- y durante este año está de aniversario. Hace cien años que se levantó la antigua escuela de la parroquia, hoy reconvertida en un centro vecinal. En los años sesenta, ese colegio rural se trasladó a pocos metros de allí, a otra escuela que en la actualidad está cerrada y reconvertida en una biblioteca. La construcción de la escuela centenaria fue impulsada por el interés del entonces alcalde de Gozón, Alejandro Artime Valdés, uno de los hijos ilustres del concejo, según explica el cronista oficial del municipio, Ignacio Pando García-Pumarino. «Durante sus años en el gobierno local impulsó la apertura de varios centros escolares, entre ellos el de Viodo en 1912 y el de Bocines», destaca el cronista luanquín.

Hace cien años, en 1912, la parroquia de Viodo era poco más que una braña con una población apenas alfabetizada, como la mayor parte de los vecinos de la zona rural del concejo. «Fue entonces cuando Alejandro Artime Valdés, un republicano que hizo fortuna en Cuba, comenzó a impulsar la cultura y la educación en el concejo del que fue alcalde durante once años», añade Pando García-Pumarino en su repaso histórico. En la actualidad, aún se recuerda a este regidor en un busto ubicado en el parque Zapardel que fue financiado por la Unión Gozoniega de La Habana, una asociación fundada por los emigrados al país caribeño, en su recuerdo.

Apenas hay datos sobre los primeros años de la escuela aunque, en base a la escasa población de la parroquia por aquel entonces, «no habría más que tres o cuatro críos», estima el cronista oficial de la villa.

Con el paso del tiempo, la parroquia de Viodo comenzó a crecer y empezaron a instalarse en sus dominios caserías, ganaderías y también explotaciones agrícolas que llegaron a dar vida a una escuela de la que tan sólo quedan los recuerdos y donde hoy en día se celebran reuniones y actividades vecinales.

Según los docentes que aún siguen trabajando en el CRA (Colegio Rural Agrupado) del cabo Peñas, en los años noventa llegó a haber cerca de una veintena de alumnos que utilizaban las dos aulas del centro. Paulatinamente, el descenso en el número de pupilos precipitó el cierre de esta escuela; en el curso 2009-2010 tan sólo estudiaban en ella Laura Gutiérrez, Paula Núñez, Adrián Gutiérrez y Laura Heres, los últimos alumnos de un colegio rural que se convirtió en la primera biblioteca rural del concejo atendida por miembros de la asociación de vecinos, profesores y padres de alumnos. El cierre de la escuela de Viodo simboliza el despoblamiento rural de muchas parroquias asturianas y pone de relieve la escasa natalidad de las mismas ya que solo las habitan, principalmente, personas mayores.

La biblioteca cuenta con más de mil libros catalogados que son utilizados tanto por los pocos niños que aún quedan en la parroquia como por algún que otro adulto. En las antiguas escuelas también se desarrollan actividades extraescolares durante las tardes desde que comenzó el curso.