La Reigada, E. CAMPO

Un aire que sabe frío y limpio mueve suavemente los matorrales del cordal que separa los concejos de Illas y Candamo, en el límite suroccidental de la comarca avilesina. Sobre la vista de los picos nevados, al sur de la región, se alzan los aerogeneradores del parque del Cogollo, en la sierra de La Degollada. El Ayuntamiento de Illas tenía previsto instalar un área recreativa, para poner en valor la riqueza natural y patrimonial del área. Porque además de unas vistas sobre toda la comarca, el enclave acoge uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del concejo: un campo de túmulos (o enterramientos) prehistóricos que están incluidos en la carta arqueológica del Principado. Pero el proyecto ya no fructificará, ya que en medio del campo tumular Hidroeléctrica instaló una subestación eléctrica para dar servicio al parque eólico. El alcalde de Illas, Alberto Tirador, inició una lucha administrativa contra la compañía eléctrica, ya que parte de la excavación se realizó en terreno del concejo, sin permiso.

«Todo empezó con el plan para instalar los molinos, y la necesidad de proyectar una subestación para canalizar la energía», explica Tirador. El Ayuntamiento se negó a tener ningún aerogenerador instalado en el término municipal, y también rechazó ceder suelo para la subestación teniendo en cuenta que el área propuesta era de especial protección. La compañía se ciñó entonces a los suelos de Candamo, en el límite con Illas, tanto en la que a instalación de aerogeneradores se refiere como a la subestación y tendidos de alta tensión, con sus torres correspondientes. Y todo ello en pleno campo tumular. Además se da la circunstancia de que Hidroeléctrica invadió suelos de Illas para realizar la excavación de la subestación sin pedir permiso al Ayuntamiento, según el Alcalde.

«Nos sorprende la pasividad de Candamo. Cuando comenzó la obra, la normativa de suelo de Candamo no lo permitía, pero se modificó a posteriori», explica Tirador. Illas, en cambio, no se quedó de brazos cruzados. Por el momento tiene planteado ante la Consejería de Economía una alegación al proyecto de los enlaces de la subestación a las redes eléctricas, que es lo único que falta por construir. En el informe de alegaciones se concluye que la afección patrimonial no es asumible, que la actuación pudiera ser reconsiderada para su implantación al sur y que no se legalizó la «ocupación ilegítima» del territorio de Illas en las actuaciones precedentes. Tirador no descarta acciones judiciales futuras. «Lo que nos preocupa es que las otras administraciones hayan sido tan permisivas. Cultura informó favorablemente, pese a que la subestación rompe la estructura del campo tumular. Y Medio Ambiente tampoco puso ningún reparo».

La arqueóloga Paula Bartolomé, de la empresa L'Azagaya, elaboró un informe sobre el campo tumular cuya estructura ahora está rota, según destaca Tirador. «No son sólo importantes cada una de las piezas, sino todo el conjunto». A simple vista, los túmulos son montículos acompañados en ocasiones de una zona de excavación correspondiente a intentos de excavar los restos: son los «pozos de saqueo». En total son cuatro los túmulos localizados junto a la subestación, si bien el área de enterramientos es mucho más amplia. Según Bartolomé, estos monumentos los levantaron ganaderos itinerantes que aprovechaban los pastos de altura para su ganado.