S. F.

Bajo la carpa de la plaza de Álvarez Acebal mostraron sus mañas un «goxeru», un «ferreru», una «texedora», una «filadora», una «manteguera», un «cunqueiro», un «galocheiro», un «carpinteru» y hasta un «navayeiru»... Los avilesinos que se acercaron a la mesa de los artesanos contemplaron con devoción el movimiento de un fuelle para calentar las brasas, el martilleo sobre un yunque, la transformación del hierro en una cuchilla que, después, se exhibía amarrada por un mango en una mesa cercana.

La carpa fue un museo de oficios de antes contemplados por miradas curiosas y actuales. Los visitantes recorrieron cada uno de los puestos sorteando las sillas listas para la muestra de tonada que se iba a desarrollar unos minutos después.

Los ojos se clavaron en el juego de hilado de la «filadora», justo al lado de una «manteguera». La exhibición de la tradición es uno de los reclamos más claros del programa municipal de las fiestas de El Bollo y este año, pese al recorte presupuestario, no se han caído del calendario.