S. FERNÁNDEZ /

F. L. JIMÉNEZ

La Policía Nacional detuvo ayer al menos a cuatro personas dentro de una operación antidroga todavía en curso desarrollada en el interior de un piso del bloque número 1 de la calle de Rui Pérez. Un perro de la unidad especial de guías caninos participó en la inspección del domicilio investigado. La presencia de los agentes despertó la expectación tanto de los vecinos del inmueble como de los viandantes, que se detuvieron a contemplar los coches patrulla estacionados delante del portal.

Según ha sabido este periódico, al menos uno de los detenidos ayer es de nacionalidad extranjera (rumano, según manifestó una mujer residente en el inmueble). Los vecinos del número 1 de la calle Rui Pérez aseguran que, desde hace al menos cuatro años, en el quinto piso izquierda, existe una pensión irregular «en la que viven personas de sospechosa presencia». Precisamente ése fue el piso que los agentes y los funcionarios judiciales registraron ayer durante casi una hora.

Tras las detenciones, los policías también inspeccionaron un vehículo aparcado en las inmediaciones de la iglesia nueva de Sabugo. La Jefatura de Policía no quiso dar detalles del desarrollo de la investigación antidroga, en la que participaron agentes adscritos a la Comisaría de Avilés y también a la de Oviedo, alegando que eso podría entorpecer nuevas actuaciones, provocar la huida de otros sospechosos o la destrucción de pruebas.

«Esto se veía venir, lo que pasaba en ese piso no era normal», comentaba una vecina del bloque de viviendas que ayer tuvo un inusitado trajín a eso de las 3 de la tarde como consecuencia del despliegue policial practicado para buscar indicios de tráfico o posesión de drogas. Mientras los agentes entraban y salían con detenidos esposados del portal del inmueble, los vecinos explicaban sus quejas a los periodistas: «La vivienda de marras lleva años funcionando como un piso patera. El propietario la ha reformado para construir habitaciones y las alquila a gente de muy mala pinta. En su día protestamos, pero al parecer eso es legal; pero lo que no tiene un pase son las molestias que provocan esos inquilinos, el aluvión de gente que anda entrando y saliendo del edificio de día y de noche y el hecho de que hasta prostitutas ha llegado a haber en la vivienda. Ahora esto de la droga es la gota que colma el vaso», protestaba una propietaria indignada.