La Habitación Blanca es otro espacio que ha surgido en Avilés, al igual que Vorágine, a medio camino entre tienda, en este caso de material artístico y rincón del arte, que no llega a lo alternativo pero se permite un gran dinamismo en los planteamientos -su página web es un buen ejemplo-, moviéndose con gran fluidez, a diferencia de las galerías más clásicas, que con una programación, en ocasiones, encorsetada por su propia historia o por el mercado, pueden resultar excesivamente rígidas y conservadoras. La pasada exposición, en el mes de abril, de Nuria Ruibal (Oviedo, 1983), con sus «Diálogos interrumpidos», una selección de obras entre las que destacaba una composición de cabeza de mujer realizada con alfileres, y la actual de Helena Toraño (Llanes, 1984) marcan una ruta de calidad que merece la pena seguir.

Helena se licenció en Bellas Artes en la Universidad del País Vasco en 2007 y realizó su primera exposición individual en la Casa de Cultura de Infiesto (2009). Posteriormente ha expuesto en Casa de Cultura de Avilés (2009) y en la galería Adriana Suárez (2011). Ha sido seleccionada en el programa de exposiciones de jóvenes artistas plásticos en la Sala Borrón de Oviedo y tiene en su currículum algunos premios regionales como el de Mujeres Artistas del Oriente de Asturias (2004), el del Bulevar de la Sidra de Oviedo (2007) y Premio pintora de la Comarca Oriental en el XVII Concurso de Mujeres pintoras del Oriente de Asturias (2010).

La obra de Helena Toraño se mueve dentro de los parámetros del arte pop, que sigue vivo y coleando, a diferencia de otros movimientos que agonizan o simplemente han pasado al cajón de los recuerdos, porque como señala Mercedes Bunz «el pop es una estrategia que pone de manifiesto las contradicciones de la mercancía sin privarse de ella», y sigue siendo una forma de crítica válida en estos momentos. En la propuesta de esta joven artista se combinan lo pictórico y el «collage» para crear un ambiente narrativo de lo cotidiano, íntimo y familiar. Son escenas anodinas: una mujer mirando un escaparate, un pareja paseando abrazados o leyendo el periódico, dos jóvenes jugando al «hula hoop», que podrían considerarse bobadas que tienen, también, su derecho a una historia, operan sobre lo individual y sirven para cuestionar la otra Historia, con mayúsculas, pomposa, arrolladora y deslumbrante. Se trata de remarcar lo popular si bien algunos cuadros tienen derivas surrealistas como en las obras «Engarzadas» y «Te presento a mi hermana», con una garza y un avestruz protagonistas de extrañas escenas. Hay un peso literario, no solo por introducir textos de periódicos en la obra, sino porque en torno a cada pintura podemos armar un relato.

Su estética bebe en las fuentes del pop británico -David Hockney, Peter Blake, Richard Hamilton y Ronald B. Kitaj- y en esta serie los personajes evocan los años cincuenta y sesenta pero sus conflictos morales, políticos y las tramas que los mueven siguen siendo similares a los nuestras. Por eso, tal vez, esta obra nos parezca tan actual, cercana y verosímil. Y posee un gran atractivo pictórico: los colores vibrantes, la síntesis, la inclinación ilustrativa, juegan un papel destacado, alejando cualquier tentación de amaneramiento. Por eso no resulta difícil acercarse a esta atractiva propuesta de Helena Toraño que nos retrotrae a cuando el arte descubrió la mercancía y el consumo. Y puso en evidencia sus contradicciones.