Presidenta de la Asociación Empresa Mujer (ASEM)

Amaya P. GIÓN

María Antonia Álvarez Suárez (Villablino, 1966) es la presidenta de la Asociación Empresa Mujer (ASEM), colectivo fundado en 1996 y que está formada por doscientas mujeres profesionales y empresarias asturianas de diferentes sectores.

-¿Qué ha cambiado para las empresarias asturianas desde los tiempos de la fundación de ASEM?

-(Ríe) Lo mismo que en el ámbito de empresarios. La situación económica no es la misma, ni mucho menos. La asociación sigue en la misma línea de trabajo, intentando visibilizar el trabajo de la mujer en la empresa, en el mundo de los negocios, y que se incorpore plenamente a él de forma natural.

-¿Las dificultades para conciliar la vida familiar y profesional sigue siendo un lastre?

-Desde luego que sigue siendo un lastre, pero uno de los principales obstáculos es que cuando hablamos de este tema siempre se mira a la mujer. Nosotras tenemos una práctica tremenda en este sentido. Es una asignatura pendiente de los hombres, son ellos los que tienen que tomar conciencia, pero esto está cambiando. Me parece muy importante pasar del ayudar al colaborar y parece que lo están empezando a hacer.

-¿Cuáles son los principales objetivos de ASEM?

-Visibilizar el trabajo de la mujer en el mundo de los negocios. Cuando la asociación nació uno de los principales objetivos era formación. Sigue siendo un pilar importante, pero ahora está más enfocada hacia el carácter directivo. Las estadísticas están ahí, demuestran que las mujeres están igual o mejor formadas que los hombres. En las universidades la participación femenina es muy alta y normalmente los mejores expedientes son los de las mujeres.

-El debate sobre la escasa presencia de mujeres directivas sigue en el candelero...

-Es un proceso que va muy despacio, pero en el que se está avanzando. El motivo creo que es doble: muchas veces las mujeres decidimos no asumir una responsabilidad, pero sobre todo hay que tener en cuenta que suelen ser hombres los que deciden a quien incorporar a un consejo de administración. Nosotras, como asociación, somos vocales del comité ejecutivo de la Cámara de Comercio de Oviedo. Fue una lucha de la fundadora de ASEM, Kike Gómez Haces, y de Carmen Rodríguez. El presidente de la entidad, Severino García Vigón, creyó en lo que estábamos haciendo.

-¿Qué expectativas tienen puestas en la Escuela de emprendedoras y empresarias, con sede en Avilés?

-Tiene aspectos muy positivos. Por ejemplo, las empresas de mujeres que tienen radicado su despacho en su propio domicilio o no tienen un espacio propio podrán celebrar reuniones en el centro con sus clientes y sus proveedores, mediante cita previa. También ofrece a las asociaciones empresariales la posibilidad de tener un espacio físico para celebrar reuniones e incluso instalar su sede en el centro de forma permanente. Por otra parte, ofertará una formación muy especializada, un espacio para dejar a los niños...

-¿De la profunda crisis económica que atraviesa el país, también se aprende?

-Nos está enseñando muchas cosas, como por ejemplo no depender de un solo cliente, salir de la zona de confort... Ahora más que nunca te das cuenta de que si no tienes una buena comercialización no vas a salir adelante, algo que hasta ahora no se estaba teniendo en cuenta lo suficiente.