Saúl FERNÁNDEZ

«La cerámica nos estabilizó, nos hizo fundar ciudades, y ahora, en pleno siglo XXI, el barro sigue siendo una industria con porvenir». El que habla es Román Antonio Álvarez, el concejal de Cultura, que ayer inauguró de manera oficial, en la Factoría Cultural, dos cursos promovidos por el Ayuntamiento de Avilés en colaboración con el Inem y en los que se formarán -hasta finales del próximo mes de julio- 30 personas desempleadas.

Benjamín Menéndez, Ángel Domínguez-Gil y Jesús Castañón son los tres artistas que imparten clase a los futuros artesanos. Menéndez recordó que «la cerámica es ahora un elemento primordial en muchas obras públicas». El concejal no se fue muy lejos: «La piel que cubre la fachada principal de esta Factoría Cultural está hecha de cerámica», confirmó. «Y así muchos otros edificios», añadió Menéndez. «Los alumnos que salgan de estos cursos tienen suficiente preparación como para poder abrir un taller propio, pero también para desarrollar trabajos a gran escala», recalcó el autor del conjunto escultórico «Avilés», en la avenida del conde de Guadalhorce.

La Factoría Cultural acoge, entre otras instituciones, a la Escuela de Cerámica, que ya en los años ochenta colaboró con el INEM en la promoción de curso de los planes de Formación para la Inserción Profesional (FIP). Durante algunos ejercicios pasados, el Ayuntamiento de Avilés dejó de colaborar con el Ministerio de Trabajo. «Y hace unos meses hemos vuelto», comentó Domínguez-Gil.

La demanda de personas para los dos cursos ha sido «espectacular», comentó el concejal de Cultura. «Para uno de los cursos recibimos más de setenta solicitudes y para el segundo, cerca de cuarenta», confirmó Domínguez-Gil. Los dos cursos, en concreto, llevan por título: «Curso de alfarería artesanal» y «curso de reproducción de moldes y piezas cerámicas artesanales». Los dos talleres formativos cuentan con sendas subvenciones regionales de 47.763 y 24.273 euros.

«Los alumnos que queríamos eran aquellos que no hubieran tenido ninguna relación con la cerámica», explicó Menéndez. «Que no tuvieran ningún vicio», añadió. «Los que concluyan el curso conocerán cualquier técnica: mesa, torno, esmaltes y engobes...», añadió Menéndez. De hecho, los alumnos obtienen «un diploma que confiere una capacitación profesional».

La Escuela de Cerámica de Avilés nace para seguir una tradición de siglos desarrollada, fundamentalmente, en la parroquia de Miranda, capital de cerámica negra. «Mucha de la riqueza de esta ciudad llegó a través del barro», concluyó el concejal de Cultura tras hablar con los futuros artesanos.