A. P. GIÓN

La crisis ha dañado los pilares del Estado social y nos ha puesto en la base de un profundo cambio. «Estamos en el origen de una posible revolución. La Francesa fue una revolución burguesa frente a la aristocracia y generó los estados liberales y los derechos individuales; la Rusa, fue una reacción de clase obrera frente al capital y desembocó en los estados sociales. Ahora estamos en el origen de otra, no sé si de los consumidores, de los ciudadanos, o de los inversores frente al poder ocupado en pocas manos. En este momento, ese ente extraño lo ostentan los mercados. Habrá que buscar mecanismos de control frente a esos mercados, igual que se buscó frente al rey absolutista francés o al zar», considera Ignacio González del Rey, catedrático del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.

González Del Rey protagonizó la segunda conferencia del Aula Jurídica de la Universidad de Oviedo sobre «La vida y las normas; el Derecho que (nos) está pasando», que se desarrolla en el Centro de Servicios Universitarios de la Ferrería y que ayer versó sobre «El declive del Estado Social». «Con la crisis, la Seguridad Social ha sido retocado de manera significativa, también la sanidad y algunos sistemas de prestaciones asistenciales. En el mercado de trabajo y en el contrato también se ha intervenido en algunos aspectos especialmente protectores, como en el convenio colectivo o en los despidos», señaló el catedrático.

Las víctimas del declive, como en todas las situaciones de crisis, son los más débiles: «Los extranjeros, los perceptores de prestaciones asistenciales, los trabajadores más jóvenes (de entre 20 y 30 años) y las personas con baja cualificación son los que más lo están sufriendo», enumeró el conferenciante.

¿Y quienes son los responsables de dicho declive? Ignacio González considera que existen muchos niveles de responsabilidad. «Se habla de los mercados, de la globalización..., pero es una responsabilidad muy difusa porque en esos mercados influyen también personas como nosotros e incluso las próximas víctimas, ya que son consumidores. Parte de la responsabilidad de la crisis la podemos tener muchos consumidores que buscamos el producto más barato producido en las condiciones laborales más bajas. Influimos como consumidores y como pequeños inversores», apuntó. Pero en todo caso, añadió, «las multinacionales, los grandes capitales, los grandes inversores siempre tienen muchísima más responsabilidad». Y también los Estados también, pues «pese a su mayor debilidad frente a estos grandes entes mundiales son los responsables de aplicar las políticas y de contener esos mercados».

Del Rey también analizó las medidas legislativas más significativas adoptadas en España en el ámbito de la Seguridad Social y del Derecho del trabajo desde que se desencadenó la crisis. «Todavía no se han tocado los aspectos esenciales y estructurales. Estemos ante un cambio de modelo social y productivo, que resulta inadecuado, y por eso estamos sufriendo la crisis de forma más acentuada que otros países. Hacen falta planes largos y muy consensuados entre los partidos. La política, desgraciadamente, es muy cortoplacista y muy crispada, muy opuesta. Los modelos de Estado y productivos necesitan planes mucho más largos para desarrollarse», concluyó.