Despacio, pero sin aparente pausa, el Ministro de Industria, José Manuel Soria, está maniobrando para deshacer el nudo corredizo que de un tiempo a esta parte amenaza con asfixiar el futuro de la multinacional Alcoa en España. Primero fue capaz de aplacar el ultimatum que lanzó la aluminera estadounidense cuando hace ahora un año advirtió de que cerraría sus fábricas de La Coruña, San Ciprián (Lugo) y Avilés si no lograba contratar la electricidad a un precio competitivo a partir del 1 de enero de 2013; Soria aguantó el órdago y se sacó de la manga a finales de año un decreto ley que satisfizo las expectativas de Alcoa, y por añadidura a otras grandes empresas con elevado consumo eléctrico y fábricas también en Asturias: Asturiana de Zinc y Arcelor-Mittal. Una vez solucionado lo urgente, Soria se ha dedicado durante este año a atender lo importante y, así, este mismo mes desbloqueó el proyecto para construir el gasoducto que debe llevar el gas natural (energía barata) hasta la fábrica de Alcoa en San Ciprián y antes había anunciado que, por primera vez, el próximo Presupuesto General del Estado asumirá parte del déficit del sistema eléctrico (lo cual redunda en la idea de abaratar, o cuando menos contener el precio galopante de la luz en España).

A fuerza de recibir presiones de todo tipo durante los meses de 2012 en los que el futuro de Alcoa en España pendió de un hilo, José Manuel Soria adquirió un conocimiento profundo de los problemas que enturbian la competitividad de las fábricas de la multinacional del aluminio. Y a tenor de sus últimas decisiones, parece estar por la labor de allanar el futuro de la compañía, siempre dentro de los límites que impone la crisis.

La noticia de que el Ministerio de Industria daba «luz verde» a las obras previstas para construir un gasoducto que recorrerá la costa de Lugo y llevará combustible barato a la factoría de San Ciprián y al resto de la comarca de La Mariña generó a partes iguales alegría y cautela en medios sindicales de aquella fábrica; alegría porque se veía cumplida una reivindicación histórica y cautela porque han sido tantos los frenazos del proyecto que ya casi nadie se fía del cumplimiento de los plazos.

La planta de San Ciprián constituye el pilar fundamental del entramado industrial de Alcoa en España, pues es la que transforma el mineral de aluminio (bauxita) en alúmina, la materia prima que posteriormente transforman en metal las fábricas de Avilés y La Coruña. El combustible alimenta los hornos donde se tuesta la bauxita y constituye uno de los mayores costes de la planta aluminera lucense (hasta un 40 por ciento del total). El hecho de poder cambiar el fuel por gas natural abaratará la factura energética de Alcoa, reducirá las emisiones contaminantes y, traducido a clave avilesina, permitirá «abaratar» el coste de producción de la alúmina, lo que implicará también un menor coste del aluminio.

José Luis Combarro, presidente del comité de empresa de Alcoa en San Ciprián, compartió con este diario su satisfacción por el desbloqueo del proyecto del gasoducto, si bien precisó que aún faltan «algunos flecos por atar con la empresa que se hará cargo de la obra (Gas Natural) y será imposible cumplir con el plazo que preveía poner en servicio la tubería a finales de este año; nos conformamos con que esté lista para mediados de 2014».

En cuanto al anuncio de que el Estado sufragará parte del déficit que lastra los precios de la luz en España hasta el punto de convertirlos en unos de los más caros de Europa, la propuesta de Soria consiste en consignar un crédito de 2.200 millones de euros para paliar el impacto negativo de las primas de las energías renovables. Esta medida, según expertos en el funcionamiento del sector eléctrico como el ex director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), anticipa una posible solución al problema del déficit de tarifa eléctrica basado en la implicación de todos los agentes involucrados, desde el Estado a los consumidores.

Para empresas como Alcoa es positivo saber que el Ministerio de Industria está por la labor de restituir la competitividad del precio de la luz en España, si bien fuentes de la compañía declinaron opinar sobre el particular «hasta conocer en profundidad el plan del Ministerio». Lo que sí remarcan en medios próximos a la dirección de Alcoa en España es que «las fábricas de Avilés y La Coruña, por sus malos resultados de los últimos años, están muy cerca de las "líneas rojas"; es decir, su competitividad está comprometida y toda medida tendente a mejorarla será bienvenida, sin por ello descuidar el obligado control que tenemos que llevar sobre todos los factores que inciden en los costes de producción».

En la misma clave de optimismo moderado, el sindicalista José Luis Combarro apela a la necesidad de «más noticias que nos animen y contribuyan a despejar el panorama industrial; bastantes trabas tenemos que superar ya debido a lo duro que se ha puesto competir con éxito en nuestros mercados sin falta de que nosotros mismos, en España, metamos palos en las ruedas».