Pedro Menéndez de Avilés, el Adelantado de la Florida, murió el 16 de septiembre de 1574 y, desde entonces, ha recibido sepultura en siete ocasiones. La primera, en la iglesia parroquial de Llanes, cuando el navío que trasladaba sus restos mortales desde Santander tuvo que refugiarse en el puerto oriental para salvar una gran tormenta. «Y porque su cadáver empezaba ya a consumirse», apostilla Román Antonio Álvarez, historiador y concejal de Cultura de Avilés.

El marino avilesino había regresado a la península para cumplir una orden del rey Felipe II: tenía que hacerse cargo de la armada que tenía que apoyar a Luis de Requesens, que gobernaba los Países Bajos, levantados en armas contra España. Atracó en Sanlúcar de Barrameda el 7 de enero de 1574 y, según las crónicas principales, el Adelantado se encontraba ya mal. «Dictó testamento y vuelve a embarcar, aunque, en esta ocasión, en dirección a Santander», señala Román Antonio Álvarez. «En Santander ratificó el testamento. En él ordenaba que le enterrasen en la iglesia parroquial de la villa en que nació, junto a su familia», apostilla el concejal de Cultura. La iglesia parroquial de Avilés, en aquel entonces, es la que regentan actualmente los Padres Franciscanos. Pero aquella orden no se cumplió hasta noviembre de 1591, cuando recibió por segunda vez sepultura.

Los restos mortales del conquistador avilesino fueron embarcados en un ataúd negro. Tenía una inscripción en letras doradas que recordaba la importancia del marino que había triunfado en la aventura de colonizar la tierra hostil de La Florida, una aventura iniciada por Juan Ponce de León hace este año cinco siglos.

La Justicia y Regimiento de Avilés (el antiguo ayuntamiento) comisionó al Arcediano de Benavente Gonzalo Solís de Merás y a Tirso de Avilés para que exhumaran los restos del Adelantado, en la iglesia de Llanes, y les dieran traslado a Avilés. Solís de Merás se había casado con una de las hermanas del conquistador y fue uno de sus primeros biógrafos. Su libro llevó por extenso título «Memorial que hizo el Dr. Gonzalo Solís de Merás de todas las jornadas y sucesos del Adelantado Pedro Menéndez de Avilés, su cuñado, y de la conquista de La Florida, y justicia que hizo en Juan Ribao y otros franceses». Solís de Merás y Tirso de Avilés, según algunas fuentes, cargaron con los gastos del traslado de los restos del marino. Este viaje se produjo por tierra.

El segundo entierro del Adelantado se produjo, finalmente, el 9 de septiembre de 1591. Fue enterrado junto al altar mayor de la iglesia de los Padres -entonces, de San Nicolás de Bari-, en la zona reservada al presbítero. ¿Quedó tranquilo el conquistador? Sólo unas décadas. En mayo de 1652 comenzaron unas obras en la iglesia de los Padres. «El templo se había quedado pequeño y había que levantar la bóveda y construir el ábside que ahora vuelve a lucir en la plaza de Carlos Lobo», comenta el concejal de Cultura. «Entonces recogieron los restos del conquistador y se los llevaron a un lateral del templo de forma provisional», añade el concejal. Este fue el tercer entierro del Adelantado.

La provisionalidad del entierro del conquistador duró casi tres siglos. Hasta agosto de 1924. El Ayuntamiento de Avilés encargó a Manuel Garci-González, el mismo escultor que había levantado la estatua del marino en el parque del Muelle, el diseño del mausoleo del conquistador.

El cuarto entierro de Pedro Menéndez fue el más fastuoso de todos. Se montó una procesión que comenzó exhumando al conquistador. «Empleados municipales llevaron a hombros los restos del conquistador hasta el Ayuntamiento. De ahí fue a la iglesia de Sabugo a hombros de marinos del "Marqués de la Victoria". Finalmente, el cortejo regresó al punto de origen, es decir, a los Padres», comenta el concejal de Cultura.

El problema se produjo cuando se encontraron con que el mausoleo de Garci-González «se había quedado pequeño». Así que, las autoridades municipales decidieron, como Procusto, trasladar los huesos del almirante del ataúd negro y con letras doradas a una caja de cinc. ¿Dónde está el ataúd original? John Batterson Stetson Jr. cargó con los gastos del traslado de la caja. Y ahora está en Misión Nombre de Dios, en la ciudad de San Agustín, la que fundó el conquistador avilesino.

El quinto entierro de Pedro Menéndez de Avilés no está documentado claramente, aunque se produjo en el cementerio de La Carriona, en plena guerra civil, que en Asturias duró desde julio de 1936 al otoño del año siguiente.

El sexto entierro devolvió los restos mortales del Adelantado a la villa, pero no a su lugar original. El párroco de San Nicolás de Bari (antiguo templo franciscano) se empeñó en que el conquistador tenía que reposar en la iglesia de la villa y que esa iglesia no era otra que la de la calle de San Francisco. Sin embargo, no respestó los deseos del almirante avilesino, una ciudad que en su tiempo sólo contaba con una iglesia: la actual de los Padres.

El descanso le llegó al Adelantado a la séptima. En 1956, los restos de Pedro Menéndez fueron al mausoleo de Garci-González, en la iglesia de la plaza de Carlos Lobo. El alcalde Francisco Orejas Sierra presidió la comitiva junto a los gobernadores Civil y Militar y junto al director de Relaciones Culturales del Instituto de Cultura Hispánica, Manuel Fernández Shaw. Cinco siglos después y siete entierros más tarde, el Adelantado reposa para siempre en la iglesia de su infancia. Este último traslado encendió la mecha del hermanamiento con San Agustín.