Creo que un diputado debe tener un buen sueldo; no vamos a decir que desorbitado, pero el que corresponde a una persona que se supone necesita profundizar en asuntos complicados para poder legislar y tomar las decisiones más adecuadas; una persona con amplios conocimientos sobre derecho y economía, bien informado, que constantemente ha de estar reciclándose y que, además, es consciente de que su tarea es de servicio a los ciudadanos y temporal. Ahora bien, ¿creen que todos los que ocupan escaños en la Junta General del Principado o los que están en el Congreso de los Diputados responden a ese perfil? El problema está en que muchos parlamentarios ya consideran que «trabajar» es pasearse buscando la foto en los periódicos o dar ruedas de prensa, pero eso no es más que publicidad para ellos mismos y sus partidos. Eso en nada beneficia a los ciudadanos que les han votado. Lo perverso del debate sobre los sueldos de los parlamentarios en general no es que sean elevados, es que hay unos cuantos que no se merecen ninguno.