El Colectivo Ecologista de Avilés mira con desconfianza el futuro inmediato de las baterías de coque de Avilés, una instalación industrial de Arcelor que está llamada a aumentar su producción debido al cierre, hace unos días, de la planta homóloga de Veriña (Gijón) por razones de obsolescencia. Fructuoso Pontigo, portavoz de la organización ambiental, ha solicitado información al Principado sobre los controles que piensa realizar en el entorno de las baterías de coque de Avilés a partir de ahora y subraya que la trayectoria de estas "peligrosas instalaciones" invita poco al optimismo en términos de evolución previsible de la contaminación.

Los ecologistas traen a colación las muchas quejas y denuncias que presentaron en los últimos años siempre con las baterías de coque en el punto de mira, así como el escaso eco que esas denuncias tuvieron en las administraciones públicas. "Los responsables de exigir el cumplimiento de la normativa ambiental se vienen caracterizando por "tragar" con los incumplimientos de la empresa (Arcelor)", critica Pontigo. Como muestra de lo anterior, los verdes recuerdan que el Ayuntamiento de Avilés se desentendió en su momento (2008) de presentar alegaciones durante el proceso de tramitación de la licencia ambiental integrada que había solicitado Arcelor para las baterías de coque, "lo que da idea del nulo interés municipal por reducir el impacto contaminante de las instalaciones".

El Colectivo Ecologista rechaza que se permita el funcionamiento de empresas e instalaciones fabriles que incumplen la normativa "de forma reiterada", siempre en la suposición de que las baterías de coque vulneran las leyes ambientales. Yendo más allá, esta organización censura el "deficiente mantenimiento" de que son objeto las baterías de coque, asegura que "están al límite" de su vida útil tras cincuenta y siete años funcionando y expresan su preocupación por los problemas que puedan surgir ahora que, al cerrar las baterías de Gijón, las de Avilés tendrán que surtir de carbón de coque en solitario los hornos altos de Veriña.

El entorno donde se ubican las baterías de coque de Avilés no viene, según los ecologistas, más que a justificar su estado de alarma: "La zona está plagada de instalaciones industriales próximas y presenta una muy mala calidad del aire, como demuestran las medidas de las cuatro estaciones automáticas de control de la calidad del aire de Avilés. Avilés es, con diferencia, la población urbana de España con peores valores de partículas de menos de 10 micras, que son tóxicas por entrar al sistema bronquial produciendo afecciones respiratorias, y también la localidad con peores datos de benceno (un contaminante vinculado a las baterías)".