"Es la tercera vez que vivimos esto en seis meses", lamentó ayer Susana Artime, responsable del bar el Aldeano de Luanco, haciendo alusión a la inundación que sufrió su local anteayer después de que una fuerte tormenta anegara calles y locales comerciales. De las tres veces que se inundó el bar de Artime, el agua le pilló en dos ocasiones en plenas fiestas patronales. Los luanquinos festejaron este fin de semana El Carmen.

"El agua siempre se acumula en esta zona (en La Ribera) porque es la más baja", explicó Cayetano Pelayo, propietario del bar Misuri. Y es que el agua, según los vecinos, desciende de las partes más elevadas de la villa hacia el fondo del valle. Los problemas de desagüe tienen relación no obstante y a juicio de los afectados, con la reparación de la calle San Juan para convertirla en peatonal. "Los mayores dicen que antes había unos agujeros en el muro de la playa de La Ribera para que el agua saliera y que los taparon con la obra", subrayó Susana Artime.

Los empresarios gozoniegos que anteayer debieron calzar de nuevo las katiuskas para entrar a sus locales echan también la culpa de las inundaciones al mal funcionamiento del sistema de alcantarillado. "En vez de tragar el agua la escupe hacia arriba. La alcantarilla que tengo en la terraza del bar parecía un bufón", describió Artime.

El fuerte aguacero pilló por sorpresa a los luanquinos, ya que en diez minutos el agua llegó hasta las rodillas en las zonas más bajas. Los hosteleros relataron que algunos clientes se subieron a sillas y a las mesas para evitar el agua. Otros, sin embargo, decidieron ayudar, achicando y tapiando las puertas. "Algunos se fueron incluso sin pagar, pero no les podíamos decir nada en esta situación", sentenció Artime. La tormenta ocurrió a eso de las tres.

Los vecinos y hosteleros tardaron horas en retirar el agua y la arena que había entrado en los locales. Dedicaron todo el tiempo que fue necesario para dejar sus locales como una patena debido al mal olor que desprendían los sumideros. "Las alcantarillas estaban tapiadas con arena del temporal, basura y otros desechos. Salieron hasta aguarones", testificó Cayetano Pelayo. Concluyó: "Al final conseguimos abrir por la noche, pero estuvimos desde las cuatro hasta las ocho y media achicando el agua a calderazos, con escobas y recogedores".

Denuncia

Los vecinos no descartan unirse para presentar una denuncia contra el Ayuntamiento de Gozón. "Esta semana tenemos pensado reunirnos todos los vecinos y hosteleros de la zona para decidir qué hacer", confirmó Susana Artime. Por su parte, algunos seguros privados también planean tomar cartas en el asunto. "Nuestro seguro tiene pensado denunciar porque esto es insostenible", afirmó María José Palos, propietaria de la Taberna de María.

La normalidad retornó ayer a la zona y casi todos los establecimientos abrieron sus puertas. Desde el Ayuntamiento, sin embargo, aún no se ha facilitado una solución. "Ayer el concejal nos dijo que el problema había sido la lluvia y que contra eso no podían hacer nada", avanzó Artime. "El colmo fueron los barrenderos: en vez de recoger la basura se dedicaron a tirarla por las alcantarillas", precisó.

Los hosteleros, pese a todo, pusieron al mal tiempo buena cara. "En el Misuri ya estamos proyectando un negocio de gondolero. Creo que sacaríamos más", bromeó Pelayo. Ahí queda eso. Los gozoniegos están ahora a merced de las alcantarillas.