Los guardias de seguridad contratados por los propietarios de Los Telares -el fondo de inversiones Gryphus Partners- recibieron ayer a media mañana la orden de registrar las bolsas de mano de los empleados de la compañía en proceso de liquidación. Fue Daniel Weber el que comunicó, por medio de un correo elecrónico, que se llevara a efecto la operación advirtiendo, según ha podido saber este periódico, que quien se llevara alguna propiedad de la compañía "sería enjuiciado". Los guardias de seguridad trataron de cumplir con las órdenes, pero, al final, fueron incapaces: los trabajadores se negaron a aceptarlas. "Pues ateneos a las consecuencias", amenazó uno de los vigilantes antes de permitir el paso a los almaceneros en el final de su jornada.

El comité de empresa interpretó la orden de Weber "como una provocación: quieren que saltemos, pero no lo vamos a hacer", aseguraron. "Nos están llamando ladrones, a nosotros, cuando ellos nos deben cinco millones de euros", se lamentaron ayer los empleados del almacén de la cadena textil que fueron los primeros en salir ayer del trabajo (tienen horario de 6.00 a 14.00 horas). "A mí no me han parado porque no llevo nada, pero en la puerta están retenidos algunos compañeros", explicitó Arturo Valella, uno de los empleados del almacén. "Nos tienen secuestrados", gritó la docena de trabajadores que trataba de volver a sus casas.

Los vigilantes lograron inspeccionar algunas bolsas de trabajadores, pero no toda la plantilla estuvo por la labor. "¿Pero qué es esto?", gritó José Ramón Casal cuando salía de una de las naves y un vigilante trataba de impedirle el paso. Casal se negó a someterse al registro. "¿Qué me vas a mirar si no sabes con qué entré?", se lamentó el almacenero cuando llegó a su coche. "Al llegar nadie miró para nosotros. A las once llega el email de Weber y, entre medias, salimos a la hora del pincho y nadie nos registró", explicó Casal. Mientras tanto, los ánimos se iban caldeando en la puerta principal. "Normalmente salimos por las puertas de las naves, pero hoy nos ha dicho el jefe de los vigilantes que lo hagamos por la principal, que a él no le iba a costar nada cerrar todo y obligarnos a desfilar delante de él", explicó uno los trabajadores tras conseguir salvar la barrera de los vigilantes y es que, en un momento dado, los guardias decidieron permitir el paso a los trabajadores de los almacenes. "¿Cómo es posible que haya dinero para pagar a estos que nos están registrando y no lo haya para pagar lo que nos debe?", se preguntaron.

Mientras tanto, la hora de salida de los empleados de las oficinas llegó (en verano empiezan a las 8.00 y salen a las 15.00) y los vigilantes volvieron a impedirles el paso. La tensión con los oficinistas duró un sólo instante. Cuando salieron, lo hicieron entre aplausos:

-Nos han preguntado si íbamos a colaborar, les hemos dicho que no. Y aquí estamos.

Los trabajadores llamaron a la Policía Nacional para dar cuenta y denunciar los hechos. "Esto sí que es maltrato a las personas y no lo que dicen que hemos hecho nosotros", afirmaron.