El faro de Peñas lleva guiando a los marineros asturianos más de 150 años. Solo apagó la luz dos veces en su historia: entre el 18 de julio y el 20 de agosto de 1978 a causa de la Guerra de Cuba y en diversos periodos de la Guerra Civil como consecuencia de diferentes ataques. Aunque la historia parece haberlo olvidarlo, el faro actual, de 1929, no fue el primero emplazado en la zona.
En 1852 se inauguró el primer faro de Asturias, situado en el Cabo Peñas. "Fue el 15 de agosto, coincidiendo con la celebración del día de Nuestra Señora de Agosto", explica Ignacio Pando, cronista de Gozón. En un primer momento se pensó construir sobre la Isla de la Erbosa por ser el punto más saliente de la costa asturiana, aunque debido a ciertos riesgos se desechó la idea.
Desde septiembre de 1851 ya se encontraban torreros en el servicio, sin embargo no había todavía un aparato óptico montado que, según el cronista gozoniego, se encargó a París. Hoy en día, de la construcción sólo quedan unas rocas situadas en círculo, delante del faro actual, difíciles de ver ya que no se encuentra en un área abierta al público.
La idea de construir un faro en la región data del siglo XIX. Por aquel entonces los marinos que navegaban por la zona no tenían ninguna luz que les guiara, salvo el fuego que hubiera en la torre de alguna iglesia o las hogueras encendidas en los promontorios en los días de galerna.
En ese tiempo, la organización y gestión de las ayudas a la navegación dependían de diferentes organismos según la zona del país. En los puertos importantes pertenecían a la Autoridad Marina; en el resto a autoridades regionales o locales. En consecuencia, la señalización para los marineros se realizaba de diversas formas, según intereses, dando lugar a confusiones peligrosas.
Por ello, el 13 de abril de 1842 se crea en España la primera Comisión de Faros, "compuesta de ingenieros de grado superior del cuerpo de caminos, canales y puertos y de oficiales de igual categoría de la armada nacional", según la disposición, que especificaba que sus funciones serían "la redacción de la estadística de nuestro alumbrado marítimo, la discusión y propuesta del sistema que deba seguirse en el establecimiento, construcción, iluminación y servicio de los faros de España y de sus posesiones de ultramar".
El primer faro construido en Peñas, fruto de esta disposición, utilizaba un mecanismo de relojería y como combustible para funcionar diversos tipos de aceite. Fue a partir de 1913 cuando se sustituyó por el petróleo, gracias al cambio en el sistema. La electricidad, con la que hoy funciona el faro, no llegaría hasta 1946.
Según relata Ignacio Pando, la decisión de sustituir al viejo faro llegó dada, en primer lugar, por las carencias que presentaba la primera linterna debido a su antigüedad y desfasado sistema de alumbrado. Además, la torre donde se ubicaba estaba en un deplorable estado debido a la exposición al viento, lluvia y a la mar durante más de 70 años. Es por ello que en 1925 se inician las obras de un nuevo faro, que finalizarían el 13 de diciembre de 1929 con su alumbrado.
El faro de Peñas no sólo fue importante por ser el primero de la costa asturiana sino también por poseer uno de los observatorios meteorológicos más antiguos de Asturias. Además ostenta el título de la linterna más grande de España, que lleva ochenta y seis años en funcionamiento y sólo hace una semana dejó se brillar para ser restaurada. El faro, sin embargo, sigue brillando como lo hace desde 1852, esta vez gracias a un "farillo" casi inapreciable símbolo de la evolución tecnológica de la que ha sido testigo el Cabo Peñas en estos 150 años.
