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La cronista oficial, pionera del Camino

La ruta jacobea es parte de la vida de María Josefa Sanz, que se enganchó desde la década de los ochenta y además de peregrinar participó en la apertura de sendas

Josefa Sanz, en el parque del Muelle. IRMA COLLÍN

Lleva más de tres décadas entregada al Camino de Santiago y es miembro de tres asociaciones asturianas propulsoras del mismo: la astur-leonesa con sede en Oviedo y las dos astur-galaicas (una del interior y otra de la costa) radicadas en Tineo y Abres. Para María Josefa Sanz Fuentes, cronista oficial de Avilés, la ruta jacobea es "parte de mi vida" y una sucesión de anécdotas y vivencias compartidas con un grupo de amigos tan apasionados como ella en la historia de esta senda que los atrapó física y mentalmente allá por los años ochenta. "No se explica qué tiene, pero engancha", confiesa esta pionera en la apertura de los diferentes trayectos que discurren por tierras del Principado: el de la costa (Bustio-Santiago), el del interior (Oviedo-Santiago) y el del Salvador (León-Oviedo).

La catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Oviedo no sólo se volcó en el estudio y la documentación del espacio recientemente declarado Patrimonio de la Humanidad; también lo hizo en su limpieza y señalización. Junto a entusiastas como Antonio el del Rinconín, Manolo Fernández, Luis Pérez o Laureano G. Díaz, entre otros, formó parte de brigadas que con todo tipo de herramientas agrícolas abrió senderos, limpió cunetas y adecentó cuantos rincones eran necesarios adecuar para situar al más alto nivel una ruta que recorren peregrinos de todo el mundo.

Los años transcurridos no han borrado de su memoria momentos entrañables compartidos con su cuadrilla, como la fase de señalizar los senderos con flechas amarillas tal y como lo había comenzado a hacer Elías Valiña, cura de Cebreiro y personaje "clave en la recuperación" del Camino de Santiago, destaca Josefa Sanz. "Cuando terminamos la pintura recurrimos a las bolsas de color amarillo que entonces utilizaba la carnicería de un supermercado de Asturias. Las recortábamos para hacer las flechas", evoca con humor la cronista de Avilés, para también relatar las dificultades que encontraban en el acceso a determinados lugares. "Cuando la situación se complicaba llamábamos a Antonio el del Rinconín, que con su 4x4 y tres o cuatro personas más que le acompañaban, guadaña en mano, conseguían abrir paso por difícil que fuera". Entre las decenas de situaciones, Sanz tampoco olvida el día que "en Tineo, un paisano nos confundió con gente de Hacienda. Creía que estábamos midiendo las fincas. La verdad es que tenemos historias de todos los colores", dice.

Entre tantas aventuras, resalta la acogida que en todo momento recibieron de los vecinos de los pueblos. Y señala uno: Cabanillas del Bernesga, situado a poco más de diez kilómetros de León y testigo del paso de los peregrinos que se dirigen rumbo a Oviedo. La localidad castellana celebra cada año la fiesta de la Cruz y en ella, los emprendedores asturianos, que apostaron sin medios por la ruta jacobea, son unos invitados de lujo. Este trato cariñoso y amigable que se dispensa a los caminantes es extensible, comenta, a los ciudadanos de cualquier otro punto del país que viven a la vera de la ruta. Y a modo de ejemplo recuerda un cartel colocado junto a una finca sobre una caja de peras que ponía: "Prohibido no coger".

El apego de la profesora de la universidad asturiana por el Camino de Santiago viene de lejos. Se remonta a su juventud. En 1956, relata, el coadjutor de la parroquia de Sabugo, Elías Fernández Espía, "salía con un grupo de chicos. Iban por la carretera y dormían en las tenadas. Entre ellos estaba el psiquiatra Pepín Morán Junquera, que llevaba el botiquín".

Josefa Sanz no participó en aquellas salidas "pero me quedaron en la cabeza y años después, en Sevilla, donde estudié la carrera y estuve doce años de PNN (profesor no numerario) empecé a comprar libros del camino francés". Poco a poco, su interés fue creciendo y en los años 80, de vuelta en Asturias y como profesora de la Universidad de Oviedo, participó junto a su compañero Juan Ignacio Ruiz de la Peña en un curso de verano sobre itinerarios jacobeos asturianos. A partir de entonces, su implicación fue en ascenso. La ruta jacobea ganaba en visibilidad gracias al nacimiento de las asociaciones de Tineo, Oviedo y Abres y a la entrega desinteresada de personas anónimas de todo tipo de condición social.

El compromiso del Principado con el Camino de Santiago comenzó a raíz de una reunión entre los precursores del mismo y la que fuera directora regional de Cultura , Carmen Calderón. "Fuimos a pedir su apoyo para comprar 50 metros de cinta de plástico amarilla para marca la ruta. Debió de pensar que éramos un grupo de chiflados. Le enseñamos la cartografía y explicamos que estaba todo identificado. No daba crédito a aquello", manifiesta Sanz. Aquel encuentro, reconoce, dio paso a la relación de las asociaciones de amigos del Camino con la consejería. "Comenzamos a trabajar conjuntamente. Se publicó la primera guía, la consejería contrató personal y poco a poco se fueron abriendo albergues gracias también a la implicación de los ayuntamientos", añade.

Además de consagrar su tiempo en favor de la recuperación de la ruta jacobea, la cronista oficial de Avilés es una activa andarina. Recorre una y otra vez los distintos caminos: "Hice completo el camino interior, tres veces el de León a Oviedo, y el de la costa lo dejé en Porcía", señala. También ha recorrido parte del mozárabe (de Salamanca a Santiago) y actualmente "a cachinos" lleva a cabo el francés. Mantiene una estrecha relación con un grupo de Valencia y guarda especial cariño hacia el de padres y alumnos del colegio Ursulinas de Oviedo con los que en los años noventa hizo el Camino a lo largo de dos cursos "Eran niños de entre 4 y 11 años, disciplinados y encantadores que caminaban 15 o 20 kilómetros diarios".

Mientras las fuerzas se lo permitan, Josefa Sanz seguirá caminando. "En todos estos años he visto que el Camino marca a la gente. Aprendes mucho y en compañía te das cuenta de que lo que vale es la persona, no el IVA que lleva añadido".

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